Más de un 3% de la población navarra convive con enfermedades del sistema de sensibilización central, principalmente fibromialgia, caracterizada por por un dolor y cansancio crónicos que limitan su calidad de vida, y que suele ir acompañada de Síndrome de Fatiga Crónica y Síndrome Químico Múltiple. Unas personas, principalmente mujeres, que se enfrentan cada día a patologías limitantes y que buscan en el sistema de salud una atención que mejore su calidad de vida y acorde con las bases científicas de la enfermedad.

En este sentido y como presidente de Afina, Asociación Fibromialgia de Navarrra, que lleva 21 años atendiendo a estas personas, me parece un despilfarro la cantidad económica destinada a tratamiento psicológico y ejercicio físico para estos pacientes.

En primer lugar, todos los estudios científicos apuntan que no es una enfermedad psicológica. Precisamente el deterioro psicológico es consecuencia del precario estado físico del paciente y de la incomprensión que vive a diferentes escalas. Por lo tanto, manifiesto mi indignación y descontento por esta aportación a un tratamiento incoherente.

Y en segundo lugar, se trata de un enfoque asistencial inconsistente. Ni con el soporte físico, las terapias psicológicas empleadas han podido ser eficientes ni paliativas. ¿Cómo puede entenderse que mediante esta intervención este colectivo de pacientes pueda obtener resultados positivos?

Como paciente conocedor de las problemáticas de estas patologías en el campo de la sanidad y como presidente de Afina, entidad de acción para la defensa de los derechos de los afectados, me parece un despilfarro esta decisión tomada por los responsables del Departamento de Salud de nuestra comunidad. Pero además, considero sospechosa esta aportación económica a un tratamiento incoherente y discriminatorio, mientras Sanidad niega recursos a investigaciones con rigor científico.

Un tratamiento tanto químico, como físico y/o psíquico obedece a la comprensión de las causas y, en su defecto, a la obtención constatada de respuestas paliativas o curativas, situación que en estas enfermedades no se da, lo que deja sin sentido esta partida presupuestaria, más allá de mis sospechas de presuntos intereses en relación a los tratamientos de referencia.

Y estas sospechas cobran aún más consistencia, si tenemos en cuenta que el Departamento de Salud de Navarra ha negado sistemáticamente recursos para la formación del personal sanitario, recursos para montar las unidades especializadas, etcétera. Llevamos 21 años demandando recursos para la investigación, necesitamos biomarcadores en coherencia con los avances científicos sobre estas enfermedades. Y mientras, lo único que han hecho ha sido mantener la Liryca, fármaco prohibido por la agencia del control del fármaco europeo.

Semejante muestra de ignorancia responde a una forma de entender estas enfermedades como una histeria colectiva propia de mujeres, en vez de una patología de origen bioquímico que afecta al sistema nervioso central mediante una sensibilización crónica y con un mayor índice de prevalencia en mujeres. Así ha sido reconocido por profesionales expertos en consenso internacional y a través de los nuevos criterios diagnósticos, que aquí se siguen ignorando.

Advertir además que una decisión como ésta, carente de razón y lógica, por encima de todo entraña una discriminación hacia la mujer; una discriminación asistencial con respecto a otras patologías relacionadas con el sistema nervioso central y una nueva fórmula para potenciar la marginalidad que ya sufrimos las personas afectadas.

El autor es presidente de Afina (Asociación Navarra de Fibromialgia)