Con el dolor por la pérdida de mi madre por esta maldita pandemia, me siento obligada a dar las gracias de todo corazón a todos los trabajadores de la Residencia La Vaguada, por el cariño y cuidado que han dedicado a nuestra querida madre, en los años que la han cuidado y en sus últimos momentos. Gracias al gerente que nos comunicó la infección, a las trabajadoras que me recibían en la entrada, auxiliares, enfermeras, médicos, trabajadoras sociales y trabajadores de la limpieza, que no han podido tener un comportamiento mejor, más delicado y más humano. He podido compartir con ella los últimos días y no puedo estar más agradecida. En estos momentos tan difíciles, ha habido críticas, a veces injustas, hacia las residencias de ancianos. Por eso, yo que soy médico y que agradezco el reconocimiento social a nuestra profesión en esta situación actual, quiero hacer visible el esfuerzo de los trabajadores de estas residencias, quizás no tan valorado pero tan importante como el de los hospitales y con personas frágiles, muchas veces en soledad y a las que más ha dañado este virus. Mi familia y yo estaremos eternamente agradecidos.