ntre las muchas consecuencias derivadas del covid-19, la que afecta al ámbito educativo en su conjunto es una de las que mayor confusión siguen generando en la sociedad dos meses después del decreto del estado de alarma. Las reuniones entre comunidades y Ministerio de Educación se han sucedido en este tiempo, pero las decisiones siguen sin llegar y la incertidumbre se mantiene en alumnos, familias, profesores, centros educativos y universidades. El último encuentro celebrado ayer volvió a reavivar las diferencias de criterio entre el Gobierno central y las comunidades, en este caso sobre la posibilidad de reabrir la aulas en los ciclos de 0 a 6 años. En contra de la recomendación anunciada por el Ministerio de Educación, las comunidades creen que no se pueden asegurar este curso las medidas de seguridad en los centros infantiles. No es la única diferencia. Cuando apenas falta unas semanas para el fin de curso, sigue sin concretarse un posible regreso a las aulas en cursos claves como 2º de Bachillerato, 4ª de la ESO o 2º de FP, años de fin de ciclo. Más aún en 2º de Bachillerato con la Selectividad pendiente -en Navarra está prevista para finales de junio-, sin que el consejero Gimeno haya hecho pública aún una decisión propia en función de la realidad, las necesidades y las demandas del alumnado y centro navarros. Conforme pasa el tiempo sin una decisión consensuada y efectiva, los alumnos apenas tendrán una decena de días -la mitad si tienen que acudir a clase por grupos- a partir del día 25 para culminar la preparación de la Selectividad. La indefinición es aún más grave por cuanto afecta no sólo a este final de curso, a los exámenes y notas de los alumnos, a la planificación de los centros y al trabajo del profesorado, sino que implica también al diseño, contenidos y condiciones del inicio próximo en septiembre tanto en las enseñanza obligatorias como en la universitarias y profesionales. Todo ello con la vista puesta en la experiencia y consecuencias de la enseñanza on line con las carencias y problemas que se han detectado en determinados sectores del alumnado y también con los cambios académicos, tecnológico y laborales que supone esta adecuación del sistema de enseñanza para los centros educativos, alumnos, profesorado y las propias familias. Urgen una definición clara y decisiones concretas sobre la reorganización del sistema educativo de Navarra ante las consecuencias de la pandemia sanitaria por parte del departamento de Educación y del consejero Gimeno. Ya está tardando demasiado.