a batalla de Madrid ha comenzado oficialmente con la vista puesta en el 4 de mayo aunque, de hecho, llevaba meses calentándose. La excusa de Murcia le vino bien a Isabel Díaz Ayuso, reina de la retórica incendiaria, para desembarazarse de sus socios naranjas y lanzarse a lograr en las urnas una mayoría suficiente para gobernar sin tantos aliados incómodos y para fortalecer su posición en el PP a nivel nacional y hacerle sombra a un Pablo Casado que va dando bandazos en busca de una estrategia ganadora y de su propia estabilidad como líder cuestionado internamente. Con pocas propuestas para la ciudadanía y para salir de la crisis, Ayuso ha hecho de la confrontación con el Gobierno en general, y con su política sanitaria en particular, el eje central de su campaña y de su intento de ascensión al liderazgo total del PP. Y todo ello tras romper la estabilidad del Gobierno regional en plena pandemia. Incomprensiblemente -cosas de la política- la jugada parece ir camino de salirle redonda, ya que Ciudadanos no tiene pinta de superar la necesaria barrera del 5% y Vox no despega ante una lideresa que corteja sin pudor el espectro político de la ultraderecha, se siente cómoda con demasiados de sus postulados y es considerada por muchos simpatizantes ultras como su candidata ideal. La derecha está movilizando su electorado en el frente de batalla contra el Gobierno de Sánchez. Y es precisamente una amplia movilización del suyo la única ecuación para que la izquierda logre retornar a un poder que perdió hace 26 años tras el Ejecutivo de Leguina, con tamayazo incluido de por medio. Con un Gabilondo falto de carisma y un Iglesias en horas bajas, sólo el empuje de Mónica García (Más Madrid) y su cercanía a los problemas concretos de la ciudadanía puede impulsar un resultado positivo ante el ciclón del populismo despótico que va camino de imponer en las urnas su sinsentido. La resolución de esta trascendental cita con las urnas marcará también el devenir de la legislatura, con una derecha cada vez más frentista y alejada del diálogo y el pacto en una situación excepcional de alerta sanitaria. Sánchez, aprobados los Presupuestos, presumía una legislatura completa y tranquila, pero igual -con pendiente de la resolución del calendario de vacunación- le entra la tentación de adelantar también las elecciones generales.

Ayuso ha hecho de la confrontación con el Gobierno y con su política sanitaria el eje central de su campaña y de su intento de asalto al liderazgo total del PP