Ahora se va descubriendo que la ejemplar Gran Bretaña tiene los tribunales rebosantes de basura acumulada por las heroicas actuaciones de las Ulster Volunteers, enviadas por Londres para pacificar Irlanda del Norte y aniquilar al IRA. Aunque han sido publicadas sus aventuras de guerra sucia tanto de los Volunteers como del RUC, reprimiendo a sangre y fuego manifestaciones como el inhumano trato a los prisioneros en la prisión de Maze y Long Keshs que popularizaron la imagen de héroes de la causa republicana entre la juventud de ambas Irlanda. El pasado 12 de julio los unionistas celebraban la fiesta de la Orden de Orange, que conmemora su sentimiento supremacista sobre la comunidad nacionalista católica. Recientemente, un juez decidió abandonar la investigación de las acciones de dos soldados acusados de tres asesinatos en Derry en 1972. Los soldados fueron investigados internamente por el ejército para garantizar que estuvieran protegidos de los interrogatorios policiales evitando su enjuiciamiento. Este procedimiento se suspendió en 1973. El juez que ordenó abandonar el procedimiento argumentaba que causaba indefensión en sus garantías legales básicas, pues no se les informó de los cargos, no se les permitió representación legal y no se les dio la oportunidad de explicar la razón por aquella forma de actuar. Según el juez O'Hara convertía sus confesiones en inadmisibles. Actualmente hay entre 150 y 200 policías y soldados que están siendo investigados por esas hazañas entre 1969 y 1998. Claro que todo el proceso legal que sustenta el citado juez produce entre las víctimas un flaco favor a su deseo de justicia, y la sensación de impunidad que el Gobierno de Londres planea al imponer un plazo de prescripción para los crímenes de los soldados y policías cometidos hasta 1998. No solamente en España se han ocultado las connivencias entre los jueces y los torturadores que han sido condenados en tribunales europeos, también las democracias tienen sus cloacas.