l conjunto hidráulico del pozo-aljibe y noria del barrio de la Magdalena está en peligro. Para que una vez que un elemento patrimonial histórico se hace un hueco en un proyecto urbanístico, el diseño de dicha "puesta en valor" no puede ser más desgraciado e irresponsable. Tras siglos de funcionamiento y avatares históricos de todo tipo, incluso guerras, el equipo diseñador del parque, con el arquitecto Sergio Murillo a la cabeza, han decidido enterrar todo su perfil aéreo, alterando absolutamente toda su presencia constructiva y su historia.

El argumento para semejante salvajada, dicen ellos, que es por motivos de seguridad, algo que se puede solventar con una sencilla barandilla, sin ocultar con toneladas de tierra y cascajo todo este singular y único conjunto histórico. Sospechosamente se han desmontado y paletizado decenas de alcanduces. Estos elementos son unas conducciones para canalizar el agua, trabajadas mediante un gran rebaje acanalados en una sola pieza de piedra. Visto el nivel de capacidad manifiesta para una correcta restauración de este conjunto, nos da auténtico pavor que dichos alcanduces desaparezcan y no sean repuestos en su entorno. Esto sucederá, sin duda, si se perpetra el soterramiento propuesto. Posiblemente acaben siendo objeto de venta fraudulenta como paso con los adoquines del Casco Viejo, la puerta del Ayuntamiento, llevada a Villa Adriana, o todas las toneladas de piedra desaparecidas de la tapia del convento de las Josefinas, que debieran haberse utilizado en este parque; tal como se exigió en las asambleas de participación ciudadana previas a este proyecto. Dicha tapia fue derribada para luego volver a levantarla en el mismo emplazamiento, pero solo se ha levantado alrededor de un tercio de su extensión y, como decimos los otros dos tercios no solo no se han levantado, sino que ha desaparecido la piedra. En el proyecto se planteaban unos huecos para "permeabilizar" la tapia, pero al final ese eufemismo se ha convertido en un derribo innecesario y un saqueo descarado de materiales. Por ello tememos una futura desaparición de los alcanduces, dos ascas y otros elementos singulares de piedra... no vayan a "volatilizarse" también.

La restauración y puesta en valor más lógica y, seguramente más barata, debe consistir en el respeto más absoluto al perfil, forma y dimensiones del conjunto y la reposición del mecanismo de impulsión histórico. Esto es, la reposición de la noria de madera que es la que da todo el sentido al pozo-aljibe, y sin la cual los otros dos no se entienden. Ejemplos como este se han realizado en cantidad de ciudades conformando un reclamo turístico, estético y pedagógico.

El entorno, en pleno Camino de Santiago, único ejemplo en Navarra declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, debiera considerarse un acicate más para ello.

El puente románico de la Magdalena y la iglesia del cercano convento forman un conjunto histórico donde nuestra querida noria adquiere un papel cultural aun más relevante y destacado. ¿Vamos a dejar pasar una ocasión como esta solo porque este equipo redactor no tenga la más mínima sensibilidad con el patrimonio histórico? Y... lo que es más grave, ¿ no tiene nada que decir Príncipe de Viana ante semejanten salvajada? ¿Para qué encargaron los magníficos informes arqueológicos redactados por Olcairum y los informes históricos redactados por el historiador Aitor Pescador? ¿Dónde han quedado las recomendaciones de la Institución Príncipe de Viana de seguir haciendo más catas arqueológicas en este entorno? No solo no se han hecho estas excavaciones, sino que ahora permiten el soterramiento bajo toneladas de tierra en todo este emplazamiento, donde, por cierto, ya aparecio una preciosa calzada empedrada.

Debemos recordar aquí que este conjunto hidráulico es el único que se conserva en nuestra ciudad y además en un lugar transitado por miles de peregrinos de todo el mundo. ¿Alguien se imagina en cuántas fotos y en cuántas guías de peregrinos, en todos los idiomas, aparecería este conjunto si se hace una puesta en valor auténtica? Acompañado de algún panel explicativo y otros metodos, sin duda, todos nuestros escolares pasarían, por generaciones, a ver este ingenio. Incluso, podría regarse una buena parte del parque con el agua de ese aljibe. Por cierto, la desgraciada propuesta de "restauración" de este equipo propone rellenar de grava practicamente todo el aljibe.

Seguramente es muy dificil hacerlo peor. Me refiero a esta propuesta y sobretodo a Príncipe de Viana, pues estos últimos son los culpables de todo lo expuesto, pues de ellos depende proteger el patrimonio y no aceptar una propuesta que, a todas luces, le queda grande al equipo redactor del proyecto del parque, a los que les ha caído sobrevenida esta joya patrimonial.

Estamos a tiempo de enmendar este desaguisado, de acometer, como prometió Príncipe de Viana, un mayor estudio arqueológico de la zona y de conservar este conjunto único en este singular rincón de nuestra ciudad.