sasuna estuvo el jueves en Javier. En Javier, aparte de un auditorio que costó varios millones cuando mandaban UPN y Corpas y que no ha servido para casi nada, hay un castillo y una iglesia. Y desde que en diciembre del 39 -recupero datos ofrecidos por el maestro de columnistas Javier Eder- el obispo golpista Olaechea, Baleztena y los Caballeros Voluntarios de la Cruz -los de las misas en los Caídos- se inventaran las Javieradas, pues es destino de miles de católicos y meros visitantes que acuden allá a honrar a San Francisco Javier, copatrón de Navarra y santo, que es un título, no una definición. Pues para allá estuvo Osasuna, directiva, cuerpo técnico y jugadores, haciendo una ofrenda, eso que en el argot rojillo que está escrito en piedra se suele llamar "cumpliendo con la tradicional visita al santo". ¿Que te sientes mal porque te patrocinaba una casa de apuestas? Vas y el santo te lo apaña. ¿Que has echado mano de un fondo de inversión para afrontar deudas? Javier al rescate. Bueno, más allá de esto, lo, de nuevo, sangrante del tema es que, como bien escribía ayer Tomás de la Ossa, en los estatutos de Osasuna en ninguna parte se da fe, con perdón, de su carácter católico o confesional. Que podría serlo, pero no lo es. Y, por tanto, está clase de visitas oficiales como entidad no hacen sino decantar o mostrar únicamente las preferencias espirituales o religiosas concretas de unas personas al mando, a las que les parece mejor ir que no ir, cuando no ir lo único que implica es precisamente el respeto a todas las creencias que haya en la entidad, la junta directiva, la plantilla y la masa social, numerosísima y por tanto con sensibilidades de toda clase. Esto no acaba de entrar -con lo sencillo que es- en las cocorotas de muchas entidades públicas y privadas de esta tierra y se siguen imponiendo preferencias privadas que de ese ámbito no tienen por qué salir.