ue tu padre te llamó por tu nombre porque luego ya el cielo se nubló de prodigios extraños, que sentiste que dentro había alguien ahí, solo porque sí es sí, que confundiste un sueño con un recuerdo y luego lo contaste como si hubiera sucedido, que quedaste a comer con un ex y te arrepentiste por no haber quedado a cenar, que te encontraste con una amiga del colegio y sentiste que por ella había pasado un huracán o la última declaración de la renta, que alguien te hundió un dedo en el corazón y te lo dejó hecho pedazos, que dijiste basta a esa persona que a diario te juzga como el tribunal de la Inquisición, que pensaste en suicidarte, porque ya no le tenías miedo al breve instante de la muerte, sino al largo acontecer de la vida, que dormiste sin interrupciones sin estar suscrito a Spotify Premium, que te sentiste como una nación sometida por hombres que afirmaban su soberanía sobre ti, que saliste de noche y amaneciste en la fiesta de cumpleaños de William Burroughs, que hiciste régimen, por aquello de vivir ligero de equipaje, que huiste de la juventud porque todo el porvenir estaba por venir, que tuviste resaca y al despertar tenías un problema de presurización, que tuviste un amante, solo por tu bien, que viste "Memorias de África" como viajando hacia el pasado, porque allí te esperaba el sol verdadero, que hiciste algo con desesperación y alevosía, que alguien te miró y sentiste que nunca es demasiado tarde para nada, que visitaste la tumba de tu madre y aún no habías olvidado su sonrisa, que estuviste en una boda y bailaste y bailaste hasta que Tina Turner te rescató, que estuviste en el médico y al salir lo celebraste, que rezaste algo, sin convicción alguna, solo por cruzar la frontera del miedo, que hiciste gaupasa y fuiste al notario para exhumar tu título de juventud, que dijiste: la última vez.