i tan mal. El Parlamento de Navarra dio luz verde al debate de Presupuestos tras poner fin a la participación residual de Navarra Suma tumbando su intento inútil de enmienda a la totalidad. El Gobierno de Chivite con PSN, Geroa Bai y Podemos saca adelante sus terceras Cuentas con el apoyo de EH Bildu e I-E y encamina la estabilidad en el tramo final de la Legislatura. En el lado contrario, UPN cumple ya casi 10 años sumida en la incapacidad de llegar a acuerdos políticos e institucionales y de influir, más allá del ruido que pueda generar con su discurso, en la acción política, social y presupuestaria de Navarra. No es ya que siga anclado en un pasado que no volverá, sino que en esta década ha involucionado hacia posiciones cada vez más extremistas a la derecha y ha acabado quedándose solo. Le queda mirar hacia la ultraderecha de Vox, que se ha convertido al mismo tiempo en su competidor electoral en Navarra y su único hipotético aliado posible. También el Gobierno de Sánchez con PSOE y Unidas Podemos logró aprobar sus Presupuestos en el Congreso, un trámite en el que ha logrado igualmente una amplia mayoría política y el apoyo de 11 partidos. Entre ellos, los de PNV y EH Bildu. Al igual que en Navarra, al margen quedan el PP y UPN que siguen navegando por las aguas turbulentas del discurso que les impone Vox en Madrid. Ineficaz para los intereses de Navarra. Al menos, la pugna entre el PNV y EH Bildu por ganar la escenificación de sus acuerdos en la tómbola de mercadeo en que se ha convertido la negociación de los Presupuestos del Estado ha servido para pequeños logros de valor simbólico y económico para Navarra. El PNV, también en el Gobierno de Navarra con Geroa Bai, seguirá siendo el socio preferente de Sánchez en Madrid, porque cualitativamente el apoyo de sus siglas sigue teniendo un valor mayor. De ello, también se beneficia Navarra, aunque UPN lo llame injerencia. Como se beneficia del esfuerzo de EH Bildu por sacar rendimiento a su ziaboga estratégica en el ámbito institucional. De boicotear a las instituciones en Navarra y en Madrid a negociar la utilidad real de sus votos y a competir por mostrar públicamente la eficacia de ese giro. Un camino a mucho mejor, aunque 40 años tarde. Pero que la ilusión de la propaganda te impida ver las sombras de la realidad es un peligro en política. Hay elementos para preocupar al Gobierno de Chivite. No sólo las incertidumbres económicas y sanitarias globales. La evolución de los ingresos se estanca y la Cámara de Comptos advierte que la buena evolución de las Cuentas de Navarra desde 2016 se ha truncado por los efectos de la pandemia. Pesa mucho la deuda heredada de los gobiernos de UPN. Y la gestión política del coronavirus suma crecientes críticas en la sociedad navarra, que se añaden a una AtenciónPrimaria en estado de desconcierto ciudadano. La calidad sanitaria en Navarra pesa mucho electoralmente. Que se lo pregunten a UPN. Se puede querer ver y escuchar o no, pero es así. Y también hay cuestiones pendientes en el autogobierno. Se ha aplazado una vez más la competencia de Tráfico y Seguridad Vial. Se alegan razones técnicas, pero parece otra excusa que una verdad. Y sigue sin fecha la renovación del Convenio Económico, clave presupuestaria y fiscal para Navarra. Ni tan mal, pero todo el campo de la política navarra no es orégano.