i me dijeran pide un deseo, como la canción de Silvio Rodríguez, creo que tengo muy claro qué pediría, me imagino que tan claro como otras muchas personas, porque en estos tiempos de cierta desilusión desear es un ejercicio sano, es no perder la capacidad de ilusionarte con algo bueno que puede pasar. No sé si me quedaría con un rabo de nube, con un torbellino en el suelo, con un barredor de tristezas o con la esperanza que recita el cantautor cubano. Da igual lo imposible que parezca, en los deseos todo está permitido. Pero es bueno que sean medibles y estén de alguna manera dentro de nuestro alcance, para no acabar frustrada por aquello que crees que has perdido, cuando realmente nunca lo has tenido por muy fuerte que lo desearas. Y no me refiero solo a las cosas materiales, también a las emocionales, las que más duelen. Siempre hay una realidad que se construye a fuerza de desearla y es aquella que de tanto caminar hacia lo que quieres, pasa que acabas llegando. Y es en ese lugar, persona, cosa, sentimiento o idea deseado donde todo puede volver a comenzar. Que se acabe este tiempo raro, que el covid pase a ser algo del pasado, que el futuro tenga la incertidumbre propia de lo desconocido y no la carga de lo vivido, que volvamos a abrazarnos para sentir que estamos vivas y que la pandemia deje de ser el centro de la vida, de las conversaciones, de las quejas, del día a día. Estaría bien, la verdad. Como deseo colectivo. Pero mejor los deseos de cada una mantenerlos dentro, protegidos, para que no pierdan la magia de seguir soñando. No airearlos para que si no se cumplen a la primera siempre quede la repesca. Desear, sentir, vivir, amar, verbos plenos para una vida feliz, para esa "vida acojonante" como nos recuerda el anuncio de una conocida marca de alimentos, que es ya tan clásico de estos días como el de la Lotería de Navidad. Y es que es en estas fechas próximas a la Navidad o ya en medio de ella cuando más recurrimos a la magia de los deseos, como el final del trayecto entre la noche de San Juan con las hogueras, las estrellas fugaces de San Lorenzo y la Navidad, tiempo de pasar página del calendario y de hacer balance de lo vivido. Que ha sido mucho y bueno. Porque siempre que podamos seguir celebrando con las personas a las que queremos, la vida es un deseo que se cumple cada día.

Recurrimos a la magia de los deseos como el final del trayecto entre la noche de San Juan con las hogueras, las estrellas fugaces de San Lorenzo y la Navidad