"Sufrí una arritmia y me desvanecí. En ese momento empezó mi buena suerte..."
Llegó el día 31 de diciembre, para mí uno de los mejores días del año, mucha ilusión por correr la San Silvestre de Pamplona-Iruñea, como lo he hecho los últimos 33 años. El plan era perfecto: la carrera, unas cañas con los amigos, y a cenar con la familia. Llegué a la salida, allí me junté con mis amigos korrikalaris, abrazos, risas, chascarrillos..., lo de siempre. También estuve con mi sobrino Eneko que tiene 14 años y me saca media cabeza, es un gran triatleta. Empezó la carrera, todo normal, entré en meta, y ahí se torció todo. Cuando me dirigía al coche sufrí una arritmia (muerte súbita) y me desvanecí. En ese momento empezó mi buena suerte, porque me caí en la mejor ciudad del mundo rodeado de la mejor gente y más solidaria. A partir de aquí, sólo quiere agradecer infinitamente su ayuda a todas las personas que estuvieron allí: a las enfermeras Elena Lizarazu, Maite Brieva y su compañera, a la traumatóloga María Garralda, al cardiólogo Oscar Alcalde, ¡Qué nivel y qué lujo! A quien me vio caerme, quienes llamaron al 112, quienes iniciaron las maniobras (RCP), quien llamó a "los munipas"... en definitiva, a todos/as los/las que contribuyeron a que llegara a ingresar en Urgencias con las constantes vitales correctas. A Policía Municipal de Pamplona por su profesionalidad, al personal sanitario de DYA y al del Hospital Universitario de Navarra (en este caso, de Urgencias y Cardiología). También quiero dar las gracias a toda la gente que se ha preocupado y ha sufrido por mí, a la gente del atletismo popular, a Beste-Iruña, a mis compañeros/as de Hiru-Herri (mi equipo), a toda la gente de Arre (mi pueblo) y de Ezkabarte (mi valle), de Villava, Huarte, a mis amigos/as, a mi familia, siempre al lado como una piña, y, sobre todo, a mis tres chicas que son lo más grande que tengo. Mil gracias a todas y todos, eternamente agradecido. Eskerrik asko bihotz-bihotzez.