"Estoy desesperado y desesperanzado por culpa de esta puta jungla..."
Ya es malo morir, sin duda, pero perder la vida como los cientos de afectados por un volcán o los cientos de miles de refugiados que está provocando la invasión de Ucrania no tiene calificativo suficiente.Ya sé que en la última semana (no ha pasado más tiempo) todos nos hemos puesto en el lugar de esas personas, sobre todo mujeres, niños y niñas, que huyen despavoridas, dejando la vida que tenían hasta antes de ayer, dejando el marido y los hijos que tenían hasta antes de ayer, dejando atrás la nada que ya es ahora para buscar la nada que tienen delante, atravesando campos de barro, lluvia y nieve desconocidos, con gente desconocida alrededor, para encontrarse con más desconocidos, de trato desconfiado por desconocido, personas agobiadas, desesperadas, desoladas, abandonadas de la propia vida que llevaban hasta ahora...Abandonadas de la propia vida.
No es triste, porque para cuando llegas a la tristeza ya has pasado por el vacío, por el terror, por la depresión total y por todas las dudas existenciales que se te ocurren, mirando a tu alrededor sin ver nada desde el agua de tus pupilas. Y lo cierto es que, en medio del odio apagado y silencioso que sientes, también contra nada, lo último es la tristeza. No estoy triste. Estoy desesperado y desesperanzado por culpa de esta puta jungla en medio de la cual ¿sobrevivimos? perdiendo la vida a cada instante.