En ocasiones se nos acusa de falta de atención y por eso se arrinconan los asuntos pendientes. Un filósofo griego afirmaba que una buena gestión requiere tener un orden en las ideas. Lo explicaba por medio de la parábola de la pirámide. En su base coloca la mayoría de las ideas cotidianas y con escasa importancia. A medida que ésta crece van ascendiendo hacia el vértice superior y se les debe ir prestando atención creciente, pues son las que hacen avanzar tanto personal como colectivamente. En el vértice están las esenciales, que son pocas pero que centran la atención de una forma sostenida. El error se comete cuando la pirámide se manipula y revuelve de forma que lo elemental pasa a ser el fundamento de la existencia y lo esencial deja de ser motivo de atención y se banaliza por medio de una acción externa e intensa, interesada en orientar los problemas en la dirección que marcan los que manipulan a la sociedad en beneficio de las minorías. Esa técnica se ha convertido en ciencia, un arma en manos de los gobiernos manejados por grupos de presión económicos a través de los medios de comunicación, fuerzas policiales, militares, religiones, centros de formación desde aurreskola hasta las cátedras de las ciencias más sofisticadas. Así, la población se transforma en masa amorfa a la que inducen en la dirección que interesa para que tengan la mente ocupada en sucesos y cedan sus inquietudes reales en manos de pastores expertos en apacentar rebaños vigilados por mastines. Un sociólogo inglés ha calculado que el primer ministro de un país avanzado dedica más del 60% de su actividad en difundir noticias, frecuentemente fake news y propaganda para llevar a la gleba a terreno neutro, que es cuando se muestra más dócil pues se transforman en bebés que ponen sus ideales donde los expertos les tienen acotados sus bebederos. Adam Smith: "Es la paradoja del esclavo que no quiere ser libre, que lo que quiere es ser amo".