l Amejoramiento del Fuero luce este año 40 primaveras. Con este motivo, el Parlamento de Navarra ha organizado días atrás unas jornadas a fin de analizar el contexto en el cual fue aprobado aquel, así como plantear sus posibles reformas, habiendo sido la mayoría de sus ponentes profesores universitarios y profesionales ligados al ámbito de la historia y el derecho.

Plausible es, sin duda, esta iniciativa, pues todo lo que sea reflexionar sobre este texto, las circunstancias que rodearon su nacimiento y su posible reforma, es algo a saludar positivamente. Dicho esto, es preciso señalar también que lo anterior no debería quedar reducido al ámbito universitario o de expertos en la materia. Por el contrario, es imprescindible abrir este debate en los distintos espacios sociales, sindicales, culturales y económicos de nuestra sociedad. Bienvenidas pues las aportaciones de estas personas, pero ábranse las puertas de par en par a quienes, en el día a día, viven de forma directa la realidad derivada del marco político y social delimitado por ese Amejoramiento.

No es ésta la primera vez que en el Parlamento se impulsan iniciativas parecidas. Sin ir más lejos, en septiembre de 2014 se celebró en el mismo una sesión extraordinaria para debatir sobre el autogobierno de Navarra, y más adelante, en noviembre de 2015, un pleno monográfico sobre el derecho a decidir. De todos modos, pocas decisiones salieron de éstas y, las que lo hicieron, carecieron de concreciones prácticas. Fueron poco más que brindis al sol.

Otra cosa fue el programa de gobierno de Uxue Barkos, recogiendo el compromiso de "abrir un proceso participativo y parlamentario al objeto de reformar el amejoramiento para definir el estatus político de Navarra, incluir nuevas competencias y avanzar en el reconocimiento de derechos sociales, dándoles el mayor rango legal posible, haciéndolos efectivos en su cumplimiento y sometiendo la propia reforma a refrendo ciudadano". Propósito muy loable, si bien es preciso añadir que no fue llevado a la práctica; es decir, no hubo ni proceso participativo, ni reforma del Amejoramiento, ni ampliación de competencias y derechos sociales, ni refrendo ciudadano alguno. Nuevo brindis al sol.

Interesa recordar también, pues hay quien está interesado en ocultarlo, que Navarra es la única comunidad histórica (Catalunya, Galiza, CAV y Andalucía sí lo hicieron) en la que su Estatuto (aunque el Amejoramiento se vista de seda, en Estatuto se queda) no fue sometido a referéndum. También fue la única que excluyó de su elaboración y negociación con el Gobierno central a casi un tercio de la representación parlamentaria de entonces: candidaturas populares de las merindades de Aoiz, Estella, Tafalla (Amaiur); Herri Batasuna, Nacionalistas Vascos (PNV y EE), Unión Navarra de Izquierdas y Partido Carlista. En resumen, todo se lo guisaron y comieron, hasta rebañar el plato, entre UCD, UPN y PSE. Algo parecido a lo que está ocurriendo estos días con el maridaje entre PSN y Navarra Suma a la hora de tramitar y aprobar la reforma de algo tan importante como es el Convenio Económico entre Navarra y el Estado.

Junto al déficit democrático inicial ya comentado, es preciso destacar también el distanciamiento existente entre el contenido del Amejoramiento y la realidad político-social actual. La Navarra de hoy es muy distinta de la de aquellos años. Tras su aprobación se ha dado la entrada del Estado español en la CEE, en la OTAN (Navarra dijo NO a ésta), en la Europa del euro, y la política de austeridad europea condiciona fuertemente hoy la política presupuestaria foral y municipal. Por su lado, el capital y las multinacionales europeas y yanquis han entrado a saco en nuestra economía haciéndose con sus principales sectores, mientras que una precariedad laboral entonces impensable campea a sus anchas por toda Navarra.

La propia sociedad es también muy diferente. Los cambios demográficos habidos son notorios (descenso poblacional juvenil, incremento de la tercera edad...), con todo lo que ello supone, a la par que hemos asistido a una importante migración (10% de la población) con la que es preciso construir, hombro con hombro, la Navarra del futuro. Y qué decir de la situación de la mujer, a la que el Amejoramiento no dedica ni una línea y que hoy sale a la calle por miles, una y otra vez, exigiendo derechos y cambios profundos. En definitiva, vivimos en una Navarra más plural, más feminista, más sensibilizada ecológicamente, más euskaltzale y euskaldun, que precisa una actualización general de su marco institucional.

En este período los recortes competenciales han sido también notorios. Tan solo durante el último gobierno del PP, 17 leyes aprobadas por el Parlamento Foral fueron recurridas por el gobierno central, suspendidas posteriormente y finalmente, la gran mayoría, anuladas por el Tribunal Constitucional. El Parlamento Foral legisla hoy mirando de reojo a la Delegación del Gobierno, autocensurándose a la hora de tomar resoluciones o tramitar leyes que puedan activar el ADN centralizador del Gobierno de turno.

Las leyes no son textos sagrados, como la Biblia o el Corán, que no puedan ser revisadas. Incluso el propio Jesucristo, a pesar de no constar que hubiera cursado carrera de Derecho alguna, señaló acertadamente que "la ley está hecha para el hombre (el lenguaje de género no era lo suyo, evidentemente) y no el hombre para la ley". Es decir, los bueyes deben ir delante del carro, tirando de él y marcando el camino, no al revés.

El Parlamento de Navarra ha acordado que, tras estas jornadas, se creará una ponencia para estudiar la posible actualización del Amejoramiento. Esperemos que todo esto vaya finalmente más allá de editar un libro con el contenido de las jornadas y posibilite abrir las puertas a la subsanación de los importantes déficit democráticos que impregnan este texto (participación, referéndum..) y a la apertura de un marco de soberanía asentado en pilares firmes de democracia y justicia social.