ltimamente tengo problemas con la conjugación de los tiempos verbales. De tanto vivir el presente por prescripción facultativa, se me está olvidando el pasado y no digamos ya el futuro. Casi no lo uso. El otro día me dijeron que entrara en la página de la Institución Futuro, que ahí podían echarme una mano. Que esa gente lo maneja bien, el perfecto y el imperfecto. De hecho, de eso viven. Así que entré y nada más entrar leí que era una entidad privada en forma de think tank, (antes se decía grupo de presión) “que promueve un mejor futuro para la sociedad navarra”. Seguí leyendo por si tropezaba con alguna pista más pero me encontré con que Isabel Díaz Ayuso, la Emperatriz de las Terrazas, venía a Pamplona para reinventar el futuro. Así que me fui al Hotel Tres Reyes. Joder, allí no estaba el futuro, allí estaba todo el pasado foral. Y además el imperfecto: Del Burgo, Adanarero, Sayas, Ana Beltrán, Salanueva, Aracama, Maya y muchas más caras del viejo régimen. También estaba el socialista Lizarbe, que aportaba una patética cuota de transversalidad al evento. Recordó Ayuso que este año se cumple el 40º aniversario del régimen foral. Aquello sonaba a pasado irredento así que se pasó al presente: “el gasto público se ha ido de madre, abogo por la austeridad y apretarnos el cinturón”. Me acordé entonces de su hermano, el comisionista que se levantó casi 300.000 euros traficando con mascarillas para asegurarse el futuro. Y luego ya sí, se vino arriba con la grada eufórica: “el capital es libre y se irá donde se sienta bien tratado”. Toma futuro. A esa hora miles, de empleadas de hogar sin libertad de elección esperaban ser bien tratadas. Aunque solo fuera para cobrar el paro cuando muchos de los asistentes a esta fiesta del neoliberalismo salvaje las despiden sin contemplaciones.

Ya en casa, me puse No Future, de los Sex Pistols. Para digerir todo aquello.