s uno de esos temas que por recurrentes parecen perderse en el cajón del olvido de la monotonía de los datos y las estadísticas. El de la siniestralidad laboral. No ocupa el espacio que centran las broncas políticas habituales. La chapuza perpetrada por Gimeno y Esparza con el PAI, por ejemplo. Pero es otra de esas lacras humanas que sigue creciendo en este siglo XXI. La muerte no descansa nunca. En el trabajo tampoco. Y tiempo constata que el panorama es peor de lo que parecía. La siniestralidad laboral avanza, lenta pero hacia delante. Los sindicatos elevan sus quejas contra la patronal, contra la administración, sin ser capaces de dejar a un lado sus divergencias políticas. Y los muertos no cesan. En Navarra, trabajar le costó la vida a 13 personas en 2021. La cifra más elevada de la última década, un periodo en el que 100 personas han fallecido en accidente laboral en Navarra. Datos a los que hay que sumar los miles de accidentes leves que se producenn cada año en el puesto de trabajo y las enfermedades por causa laboral. El endurecimiento de la legislación, la presión de los sindicatos, la concienciación de empresarios y trabajadores han ido reduciendo progresivamente las cifras de muertes y heridos en el trabajo, pero aún así, siguen siendo muy altas. De hecho, lo que dicta la realidad, al menos la recogida en las estadísticas de cada año, es que la siniestralidad laboral sigue arrojando números escandalosos. La verdad, más allá del habitual cruce de acusaciones y de responsabilidades, es que el incremento de la siniestralidad laboral en Navarra -es la tercera comunidad del Estado con mayor nivel de incidencia-, ha desatado las alarmas ante una situación indeseada y que pone en tela de juicio el correcto cumplimiento de las medidas de prevención. De hecho, las mismas estadísticas que informan de las personas fallecidas en el trabajo señalan a la eventualidad, la subcontratación, la precariedad, la deslocalización y la falta de medidas preventivas como los factores principales desencadenantes de estos siniestros. No vale engañarse. Porque además de la realidad de esos factores objetivos como causa, las sucesivas reformas laborales de PP-UPN han derivado en los últimos años en la pérdida de derechos sociales y laborales, la imposición de un modelo económico de recortes en el que los beneficios económicos son siempre más importantes que las personas y en la consideración del trabajo como un gasto y no como un valor añadido que han contribuido a aumentar la desregulación laboral donde se origina la muerte en el trabajo. Estas causas de la siniestralidad laboral en Navarra se mantienen en el tiempo pese a los miles de millones de dinero público gastados en planes de empleo. Son, al contrario, los síntomas de unas claves económicas afianzadas en el beneficio financiero antes que en la creación de empleo de calidad como base de la estabilidad social y del reparto justo y equilibrado de la riqueza. La siniestralidad laboral es un reto general de la sociedad navarra. El domingo se conmemora el 1º de Mayo. Además de lo mismo de cada año, una buena jornada para una reflexión crítica global. Más aún en el ámbito sindical. Lo de las chapuzas políticas para otro día.