i todo va conforme a los planes que tenían, mañana a la hora en la que estas letras entren en la rotativa del periódico y se impriman en papel, dos navarros, Ignacio Barrio y Uxue Murolas, estarán ascendiendo el corredor final del Lhotse, la cuarta montaña más alta del planeta con sus 8.516 metros de altura (solo superada por Everest, K2 y Kangchenjunga). Ignacio y Uxue, ya experimentados montañeros en todas las cordilleras del mundo, fueron al encuentro del coloso fuera de cualquier expedición comercial y eso ha supuesto que se hayan tenido que ir subiendo y bajando a la espalda por ellos mismos todo lo necesario, un trabajo que no ha incluido botellas con oxígeno artificial, ya que no lo están usando. Su planteamiento sí incluía colaborar con otros grupos para fijar cuerda fija en algunos de los tramos más expuestos y verticales. No es un monte sencillo el Lhotse. Comparte ruta con la ruta normal del Everest hasta los 7.500 metros más o menos y desde ahí, ya en la legendaria pared del Lhotse mixta de hielo, roca y nieve, se mete en un muy vertical corredor somital final, que aún se complica más en los últimos metros. De sus pulmones, piernas y de cómo les haya respetado el viento y el frío dependerá que se unan o no a Iñaki Ochoa de Olza como únicos navarros en ascender a esta cumbre, desde cuya cima se divisa la majestuosa parte final del Everest, así como cimas aledañas secundarias del Lhotse como los míticos y complejísimos Lhotse Medio o el Lhotse Shar. Su idea era haber llegado hoy hasta su campo 4, hasta unos 7.900 metros, y comenzar el ascenso en la tarde-noche, una tirada que de ir bien todo les dejaría en la cumbre a primeras horas de hoy. Veremos en qué queda todo esto y si Ignacio suma esta cumbre a sus Manaslu y Cho Oyu y Uxue a su Manaslu, pero una por una que bajen bien hasta el final del Valle del Silencio.