En la mili los militares nos adoctrinaban proclamando que las guerras promueven progreso en todos los órdenes: la medicina experimenta avances al atender a los heridos. La actividad económica crea empleo de calidad y valor añadido. Las relaciones personales provocan solidaridad entre los compañeros del frente o en prisión. Se descubre el patriotismo, un valor militar que sólo aparece cuando la patria nos necesita. Se aprende a relativizar el dolor y a convivir con la muerte como valores esenciales ocultos en tiempos de paz. ¿Merece la pena descubrir tantos valores de la guerra que los civiles somos incapaces de cultivar? ¿Qué sería de la patria sin las virtudes y protección de los militares y sus auténticos valores: la valentía y el patriotismo del buen español?Los otros son separatistas que ignoran qué es la patria. Ahora la guerra de Ucrania ha despertado la histórica disciplina militar alemana, cuya imagen y valores se simbolizan en Prusia, que exaltó en las múltiples guerras que Alemania ha provocado y perdido: la franco-germana y las dos mundiales. Parecería que el historial de fracaso había vacunado su pasión belicista de vencedor que Clausewitz elevó a ciencia y filosofía a pesar de ser patria de grandes filósofos, músicos y escritores prestigiosos. Esta actitud pacifista actual no era definitiva, simplemente su espíritu belicoso se hallaba humillado, pero uniformes, cascos, el olor a pólvora y los sueños de gloria en los que los soldados mueren y matan, la erótica militar de tanques, aviones, submarinos y las marchas marciales les atraen a las trincheras para sacrificarse por la patria les ha despertado su ADN y han pasado de miembro inactivo de la OTAN a comprometerse a un presupuesto militar 100.000 millones de dólares al año porque el Pentágono exige elevarlos al 2% del PIB. Entre estos miembros solidarios a la hora de armarse para guardar la paz y la democracia, invadir otros países y huir expulsados por los pueblos que se rebelan está España, que tiene la virtud de caer en las trampas que le tienden las “potencias amigas”. Gerrarik ez!