ú pasas por ahí y te fijas. Quieras o no. Otra cosa es cómo mires. ¿ Y qué ves? Pues dos lonas gigantescas que cuelgan de las andanadas exteriores de una plaza de toros que este año cumple cien años. Ya, y qué. Que esas lonas emiten una señal inequívoca. Porque en el corazón de esta fiesta late un corazón muy machista. Ya estamos. ¿Por qué dices eso? Hombre, en una aparece un minotauro, muy sanferminero eso sí, en posición de aquí me las den todas. ¿Tú sabías que el minotauro representa el lado oscuro, la sombra que todos escondemos? Pues no. ¿Qué hay de malo en ello? Anda, sigue. Pues en la otra lona aparece un Superman muy conocido por quienes sumamos sanfermines y cabalgatas de reyes con su blackface incluida. Ya, pero es nuestro Superman y nuestro Baltasar, un dos en uno que representa la pamplonidad pura. Así que no te pases, que este año nos merecemos recuperar todo lo perdido. Ya, pero te recuerdo que no todo vale. Ni en nombre del impacto económico de la pandemia ni del centenario de la Plaza. Y esas lonas -que también son responsabilidad ética del Ayuntamiento al formar parte del Patronato de la Meca- reproducen la imagen machista de una fiesta a la que cuesta meterle mano. Y hablando de manos. Este año no habrá mano roja, esa icónica imagen que advertía que esta ciudad no tolera las agresiones sexistas que, mira por donde, han aumentado el 30%. Y como pareciera que tenemos bulimia festiva, el Ayuntamiento ha vuelto al “aquí no pasa nada”, a desvincular los sanfermines de las agresiones para mantener el buen nombre de estas “fiestas sin igual”. Se olvida así la campaña de tolerancia cero que ha hecho de Pamplona una ciudad referencial en la respuesta ante la violencia contra las mujeres. Como sigas así me vas a amargar las fiestas. Joder, que el problema no son los sanfermines, es el machismo vigente. Que también cuelga de esas lonas.