e acabó el problema”. Esto dice el alcalde Maya al hilo de la propuesta de ubicar varias barras de bar tipo surtidores de alcohol puro y duro en la plaza del Castillo si no reciben el interés de los hosteleros. Vamos, la frase exacta es: “si los hosteleros no se presentan porque no lo ven atractivo se acabó el problema”. Bueno, no andan muy finos por alcaldía últimamente, porque esta frase es puro horror. Dice claramente que si los hosteleros se presentan porque lo ven atractivo empieza el problema y si no pues nada, no hay problema. Esto es: como equipo de gobierno proponemos un espacio que de ser aceptado por los hosteleros es un problema del que se quejan numerosas personas, colectivos y entidades pero como parece ser que ni a los hosteleros les gusta pues un problema menos. El clásico donde no había un problema creamos uno y si finalmente no sale adelante un problema menos que tenemos. Ni una mala palabra ni una buena acción. Amén de eso, no sé si capta Maya la carga de profundidad que para el vecindario de lo Viejo -y de la ciudad- tienen sus palabras, puesto que vuelve a demostrar que el ciudadano de a pie, el que se choca con el ruido en la puerta de casa, los tumultos, la turba, los vómitos, los petardos, el agobio, la muchedumbre, es el último mono en la ecuación y si este año han quitado las carpas de Labrit cuando han gobernado allá 26 de los años que han funcionado habrá sido porque ese amigo que le cuenta cosas vivirá por ahí o algún sainete parecido, no por quejas vecinales, puesto que quejas vecinales hay por muchas partes. La ciudad es bastante grande y lo que necesita San Fermín entre otras cosas es deslocalizar algunas cosas a otras zonas y dejar que la zona cero se descongestione algo. Si precisamente desde alcaldía lo que apuestas es por hacer aquello más inviable, transitable y soportable quizá el problema es usted, alcalde de la gente normal.