iempo de encuestas a un año vista de las elecciones en Navarra. Con las cocinas respectivas echando humo. Todos los sondeos conocidos, se hayan publicado en su totalidad o no, coinciden en que el bloque gubernamental se mantiene en torno al 60% de la representación parlamentaria. Así que, en pura teoría y en estricta observancia de la realidad navarra, el partido más votado en ese espectro tendría que repetir al frente de la Diputación. Salvo que se dinamite el invento desde dentro tendiendo la ropa sucia a la vista de todo el patio en lugar de lavarla en casa, por ejemplo con más agrias divergencias públicas como con las leyes de vivienda y de peajes para camiones. Más allá de números concretos, las tendencias demoscópicas sugieren el mantenimiento a la izquierda de la hegemonía del PSN entre quienes anidan en el Gobierno, con una valoración positiva de la presidenta Chivite. Mientras que entre las fuerzas que sustentan al Ejecutivo desde fuera se apunta a un crecimiento de EH Bildu por su contribución a la estabilidad institucional. Y todo a falta de comprobar el punch de la previsible fusión en una sola lista de IU y Batzarre, ahora Izquierda-Ezkerra, con Podemos. Nada está escrito sin embargo en el frente conservador, que así viene operando desde 2015 primero con Barkos y luego con Chivite. Básicamente, porque con Ciudadanos en estado vegetativo a la bomba de relojería que siempre fue Navarra Suma -nótense sus contradicciones internas sobre el Fuero- le ha llegado su hora. Amortizado el artefacto electoral de la derecha trifásica, está por ver cómo quedan las alianzas en ese espacio a cinco agregando a la ecuación a Vox y a la plataforma de Sayas y Adanero. Desde la premisa de que si UPN se cree el sondeo interno que le atribuye 17 escaños como primera fuerza debería concurrir en solitario para abrirse de par en par las puertas de la gobernabilidad sin vetos del PSOE. Con Casado en Génova no habría dudas, si bien Feijóo cabalga a lomos de las encuestas rumbo a Moncloa como nuevo mandamás popular y a Esparza pueden temblarle las piernas ante una eventual nueva suma del PP y la plataforma de Sayas y Adanero sin UPN en su seno, y además en competencia añadida con Vox. La moneda al aire le sale hoy cara a la izquierda y cruz a la derecha, sí. Pero en un año perfectamente podría darse la vuelta habida cuenta de que el contraciclo político estatal afecta también a Navarra, con particular incidencia en el PSN si tras los comicios andaluces el PSOE se mueve a su derecha por pánico electoral. Y más en este contexto de precios disparados e incertidumbre económica global.

A Esparza pueden temblarle las piernas ante una nueva suma del PP y la plataforma de Adanero y Sayas sin UPN ya en su seno, y además en competencia con Vox