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AlfonIñaki Porto

Cuando tú, amigo lector, tengas el periódico en tus manos y estas líneas ante tus ojos, estarás leyendo la crónica del encierro del día 8. Es decir, habrá pasado un día desde que los toros gaditanos de Fuente Ymbro galopasen por el casco viejo de nuestra querida Pamplona y también habrá pasado un mes exacto desde que los neurocirujanos del Complejo hospitalario de Navarra decidieron hurgar en la cabeza de mi sobrino Alfon para extirparle un tumor.

Es verdad que los morlacos gaditanos han mandado al hospital a media docena de corredores, pero también es cierto que quienes estaban en los 848 metros del recorrido lo hacían de manera voluntaria sabiendo que esto es una actividad de riesgo y que te expones a cualquier cosa. En tu caso, Alfon, fuiste obligado y ahí estas, recuperándote para llegar fuerte a los Sanfermines del 2023. Porque este año estás obligado a ir a medio gas; aunque ya se te ha visto comiendo por ahí y ayer por la mañana, viendo el encierro en directo en plena Estafeta. ¡Di que sí! Aprovecha que la vida son cuatro días y te pasas más de uno durmiendo.

Los toricos de San José del Valle siguen en su línea cuando se pasean por aquí: carreras rápidas y nobleza absoluta hasta el punto de que en las cuatro o cinco situaciones en las que pudieron buscar carne optaron por levantar la cara y seguir adelante. La imagen de cuatro de los cinqueños atropellando a meda docena de chavales junto al vallado a escasos metros de entrar al callejón es espectacular y fiel reflejo de lo que acabo de escribir. Ni un rasguño, aunque alguno de esos seguro que luego desayuno un pozal de tila.

El poco picante que hubo vino de la mano de Enmudecido, cuando quedo totalmente girado en la curva Mercaderes con Estafeta, pero en seguida cogió tranco y alcanzó a sus hermanos. Y también de Zalagarda, que quiso premiar  a todos esos que pagan por acudir a la plaza y esperan más de una hora, con una entrada a los corrales llena de suspense: llego solo, me caigo, permito que un gilipollas me golpee en los cuartos traseros en mitad del ruedo (a ver si ahora la municipalidad le golpea a él la cartera con la misma intensidad), hago caso de aquella manera al capote de los dobladores y cuando ya parece que me voy a reunir con el resto de mis hermanos, me doy media vuelta, salgo de nuevo, saludo desde el tercio (como hizo Morante en la tarde del día 7 con el único toro que se fue a la carnicería sin desorejar) y me enclaustro definitivamente para detener el tiempo de la segunda matinal en tres minutos y diez segundos.

Te diré Alfon, que en este segundo encierro ya empieza a verse más gente en el recorrido. Para que te hagas una idea había casi tanta como en el área del Éibar cuando defienden un córner y poco pasó para lo que podía haber pasado. No se que va a ser de nosotros el fin de semana.

Este verano te echaremos en falta. No has podido correr en Pamplona, ni lo harás en Estella, Tafalla, Falces, Sangüesa o Rincón de Soto y su maravilloso toro de San Miguel el 29 de septiembre. Tus tíos nos iremos con Silvia, Juanito, Gabri, Pablo o Sara cantando nuestro himno de los encierros, la bachata Obsesión al compás del grupo Aventura y Judy Santos. Pero sin ti.

Aprovecha estos días porque luego te bien lo más áspero . Eso de la radio y la quimioterapia es duro, te lo digo por experiencia. Ya sabíamos que no iba a ser fácil, pero para alguien como tú, rojillo hasta la medula esta muy claro: “Osasuna nunca se rinde”.

Y tú, tampoco.