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Comentario del cuarto encierro

Patxi Barragán

Pescado blanco para desayunar

Pescado blanco para desayunarIñaki Porto

No recuerdo quién me comentó una vez aquello de que "cuando veas a un pobre comer merluza, es que uno de los dos está malo". La verdad es que eso era antes, cuando la merluza se vendía a precios del salmón de Aragón. Ahora los precios son más asequibles (últimamente no tanto, pero bueno) y cualquiera puede poner merluza en su mesa.

Eran los tiempos en los que el pescado blanco se servía a enfermos y personas con un régimen alimenticio severo; es bajo en grasas y aporta proteínas de calidad.

También es cierto que comerte un filete de merluza hervido con un par de hojas de lechuga es más triste y aburrido que ver los documentales de la 2 pero como comida saludable, no tiene comparación.

Pues los encierros que estamos viendo en estos Sanfermines 2022 comparten muchas características con el pescado blanco. Es ciento que es una actividad violenta y que contusiones y rasponazos va a haber todos los días pero desde luego, son de todo menos extremadamente peligrosos. Son una manera sana de empezar el día; te levantas, haces un poco de ejercicio, no te pasa nada y finito. Te queda toda la jornada por delante para hacer otras cosas que puedan perjudicar más tu cuerpo.

En el cuarto encierro. los toros tarifeños de La Palmosilla trotaron -bueno en realidad galoparon porque llevamos unas carreras de récord un día tras otro- prácticamente hermanados y, a pesar del gentío que había en la calle, no embistieron a nadie, ni derrotaron. Ni un mísero tornillazo para que alguno se fuese lívido a casa. 

¿Han podido hacer daño?, sí. ¿Han hecho?, no.

Nos tenemos que conformar con ver unos encierros prácticamente calcados unos a otros. El principio de la carrera con los mansos por delante de salida en la cuesta de Santo Domingo dónde aún la gente sigue corriendo de blanco y rojo y se tiran a mitad de la calle para medir su velocidad con lo que sea que viene por detrás. Y se ve gente de más veterana (ya que hemos empezado hablando de comida también hay que decir que la edad únicamente importa si eres un queso o un vino). Y luego el final, con gente mucho más joven que pelean a muerte por coger sitio delante de las astas y además, en el caso de los de La Palmosilla, descolgaron a uno de los hermanos que tropezó al colisionar con un tipo vestido con la camiseta del Valladolid para permitir a la chavalería más opciones tocar pelo.

Por cierto, ya que cito al colega de Pucela, me da pena -aunque se que resulta complicado corregirlo- el abanico de colores que se ve en ese tramo final. Si estás cerca del toro, no te preocupes que te verás tú y te verán los tuyos, pero contribuiría mucho a la estética de este espectáculo inigualable un poco más de uniformidad en el vestir. Lo sé, es predicar en el desierto, pero por lo menos, me quedo a gusto.

Ahora, solo espero que quien haya leído estas líneas capte la ironía que en ellas había. El toro es un animal peligroso. Y mata.

Precisamente ayer, se cumplía el decimotercer aniversario del fallecimiento del último corredor que se dejo la vida disfrutando de su pasión, el complutense Daniel Jimeno que recibió una cornada en el cuello del Jandilla Capuchino. Como ya han convertido en tradición, sus padres pusieron un ramo de flores junto al poste 66, bajando al callejón donde su hijo perdió la vida. Y un pañuelo rojo con su nombre y el de los otros quince muertos.

Triste manera de entrar en la historia de San Fermín.

Que descansen en paz.