No son tan visibles como creemos pero están ahí, se mueven muy cerca de nuestros pasos, respiran a nuestro lado, algunas veces les hemos mirado a los ojos. Pero no los reconocemos. No duermen en cajeros ni en portales, no piden ayuda por las casas ni les apetece contar su vida a los periodistas. Ocupan espacios inadvertidos de la ciudad principalmente del Casco Viejo. Puentes, soportales. Los vemos por la calle y no tienen aspecto de ser homeless, van vestidos correctamente y pueden comer en algún comedor social o de la ayuda que les conceden las entidades sociales. Son invisibles porque la complejidad de situaciones (desahucios, paros...) hace que la alta exclusión, la gente que ha vivido siempre En los Márgenes (gran película, la recomiendo), en alta exclusión, sea solo una parte. Ha llegado el invierno. El albergue de Trinitarios se encuentra lleno con sus 58 plazas. Transeúntes, gente empadronada en Pamplona y también personas que hasta ahora dormían en calle. Pero como no caben todos algunas de estas personas reciben un vale para acudir a pensiones convenidas con el Ayuntamiento de Pamplona o el Gobierno. Otras siguen durmiendo en la calle, no todas de forma voluntaria. El pasado fin de semana conocíamos precisamente la denuncia de diversos colectivos sociales como Apoyo Mutuo, Lantxotegui o el Punto de Información para Personas Migradas porque no se estaba acogiendo a personas necesitadas pese a estar activo el protocolo por bajas temperaturas. Doce jóvenes sin hogar permanecían junto al resto de representantes de las asociaciones en la protesta que tuvo lugar el pasado domingo frente al albergue de Trinitarios. El Ayuntamiento de Pamplona alegaba al día siguiente que hubo un fallo de coordinación y que se había adelantado la apertura del albergue para personas sin hogar a pesar de que no se preveía alcanzar las mínimas que se recogen en el protocolo. Lo cierto es que el centro ya está al completo. Desde la asociación Apoyo Mutuo reclaman un nuevo recurso para afrontar el invierno ante la creciente demanda que están registrando por parte de jóvenes sin hogar. En la actualidad, desde esta asociación tienen contabilizados 85 jóvenes que viven en la calle y otros cerca de 80 a los que se les ha ofrecido un piso o habitación con la ayuda del Ayuntamiento y el Gobierno foral.

Personas que, en algunos casos, cayeron en la anterior crisis y, con lo que nos viene, pueden estar cada vez más cerca y, por qué no, podemos ser cualquiera de nosotras y nosotros.

Desde la asociación Apoyo Mutuo reclaman un nuevo recurso además del albergue municipal para afrontar el invierno ante la creciente demanda que están registrando por parte de jóvenes sin hogar.