Cabreo con Vox

Otra vez el clásico. “¡Que las lentejas se pegan!”. “¡Déjalas, a ver si se matan!”. Después del pifostio de diseño del latido y la eco 4D como coacción para las mujeres de Castilla y León que hubieran solicitado la interrupción de su embarazo, Vox amaga con salir del gobierno de la citada comunidad autónoma. Ya podría caer esa breva, piensan muchos, incluso dentro del PP, donde han vuelto a ver los rotos y los descosidos que le puede hacer su socio gamberro. Cómo será la cosa, que la prensa cavernícola que el martes parecía apoyar la sádica medida en nombre de la vida, ayer sacaron el zurriago contra los abascálidos por haber dejado al mesías Feijóo mismamente como a Cagancho en Almagro con su micción fuera de tiesto. O, más que por eso, por haberle regalado un racimo de balones de oxígeno al malvado Pedro Sánchez, que gracias a la estupidez del chisgarabís Juan García-Gallardo, se ha quitado de en medio los marrones del ‘Solo sí es sí’ y las rebajas de la sedición y la malversación.

“Majaderín”

Muestra del cabreo del ultramomente con el figurín que vicepreside Castilla y León es que la bofetada más sonora se la ha atizado Federico Jiménez Losantos en persona. “Majaderín que en su puñetera vida ha hecho nada”, fue la lindeza más suave que le dedicó ayer el latigador de Teruel al conserje de la sucursal de Abascal en la comunidad. Eso, mientras ABC, que siempre ha abogado a pies juntillas por las coaliciones entre la derecha blanda y la dura, presionaba al atribulado y descolocado Fernández Mañueco para que mandase a paseo a su nada fiable sostén, disolviera las cortes y convocara elecciones para el 28 de mayo. “Es el mejor favor que Mañueco le puede hacer a Feijóo”, zanjaba el director del vetusto diario. Ya el día antes, Pedro J. Ramírez, baranda de El Español, clamaba por lo mismo. Y hasta Francisco Marhuenda, que suele calificar a los de Abascal como partido de centro-derecha, acusaba a Vox de ser un regalo para Pedro Sánchez y un movilizador de votos de izquierda.

Matemáticas

Así las cosas, ¿llegará la sangre al río? Confieso que no me atrevo a avanzar un pronóstico. Hace un año por estas fechas, nadie hubiera vaticinado que a Pablo Casado le quedaba mes y pico para ser defenestrado como líder del PP. Por muy cabreados que estén en Génova (o incluso en la Puerta del Sol, porque Ayuso también se ha ciscado en los ultraverdes), las matemáticas siguen indicando que para lograr el gobierno de la mayoría de las administraciones, empezando por La Moncloa, el PP necesita a Vox. ¿Se atreverá a intentarlo en solitario? He ahí el dilema.