Feijóo, perdido en la nada de sus errores constantes, airea ahora de nuevo la murga de dejar gobernar a la lista más votada. Es un señuelo habitual que lanzó en su momento Rajoy y que el mismo Rajoy incumplió en cuantas ocasiones el PP pudo sumar mayorías diferentes a la lista más votada en las elecciones para acceder a espacios de poder autonómico o local. Sin ir más lejos, en los comicios autonómicos de la CAV de 2009, cuando PSE y PP sumaron sus votos para nombrar lehendakari a Patxi López por encima de la lista más votada entonces del PNV. También lo utilizó Casado e igualmente lo incumplió cuando era mejor para sus intereses partidistas. Tanto en Andalucía como en el Ayuntamiento de Madrid. En ambos casos con apoyo de Ciudadanos y la ultraderecha de Vox aunque la candidatura más votada fue la del PSOE. Incoherencia absoluta. Nada nuevo en esta estrategia permanente de hacer de la mentira el argumento central del discurso político. Tampoco ahora la propuesta de Feijóo tiene recorrido alguno. No ya porque carece de apoyos suficientes para convertirse en realidad, sino porque ni siquiera en el propio PP que preside la ven aceptable. Ridículo. Otro paso en falso de candidato que sigue anclado en ese papel de aspirante. La derecha que se está conformando en España es arrogante en las formas y preconstitucional en el fondo. Autoritaria y reaccionaria como ha sido siempre. No cree en el Estado autonómico y lo quiere laminar mediante procesos de recentralización y la desnaturalización de su pluralidad política y plurinacional. Feijóo ha asumido esa herencia ideológica del PP que se ha apropiado de una interpretación partidista de la Constitución a través de magistrados afines que han controlado durante años los máximos órganos judiciales. La amenaza a la convivencia es real. El burdo discurso que esgrime el liderazgo de Feijóo, que lo mismo aplaude tontamente a Ayuso que se acerca sin rubor a los principios ultras de Abascal, es enemigo de la diferencia, el consenso y la pluralidad democrática. También, por supuesto, de la foralidad de Navarra. En una democracia parlamentaria, las mayorías se suman en las urnas de la voluntad popular y se pactan con coherencia y honestidad en las instituciones. Lo demás es simplemente pervertir la democracia y anticonstitucional. Después de todo un proceso de involución en el ámbito de los derechos civiles, sociales y laborales y el deterioro de los servicios públicos, el pucherazo electoral pretende Feijóo, eso y no otra cosa es lo que busca su propuesta de que gobierne la lista más votada, pretende únicamente a la desesperada cuotas de poder e intentar desviar la atención de su dependencia política de la ultraderecha allí donde mantienen acuerdos de gobierno como Madrid o Castilla y León. Por mucho que haga como si mira hacia otro lado.