Una mujer de 23 acusa a un futbolista estrella de haberla violado en el baño de una discoteca de Barcelona. Sorpresa en el sector futbolístico, masculino. Solidaridad con el presunto violador. Xavi Hernández, ex compañero y entrenador en el FC Barcelona. “Me sabe muy mal por él”. Apoyo social al presunto agresor en alguna tertulia de barra. ¿Pero cómo va a violar a nadie un tío que lo tiene todo? Dinero, poder, fama… ¡Si puede follar con quien quiera! Se le pondría a tiro y se le iría de las manos... ¿Alguien ha leído que alguna mujer en un momento de calentón le ha introducido el puño por el orto a quien tiene a tiro sin su consentimiento? A mí no me suena. Puesta en duda del relato de la víctima. Cuestionamiento. Tú te metiste en el baño con él, ¿no? ¡No haberte metido! Condena social a la víctima. Una joven anónima y un futbolista famoso. La eterna historia. Si es que se les pegan como moscas, son putitas de lujo. La víctima renuncia ante la jueza a la indemnización económica que le correspondería por lesiones y daños morales si Dani Alves resulta condenado.

No quiere el dinero, quiere que el violador pague con cárcel. Aunque ese dinero sea suyo. Ah, ok. Si rechazas la pasta sí te creo. Porque si la hubieras aceptado pensaría que estás sacando tajada de la situación. Te lo has tirado y además, te lo llevas crudo. Menos mal que lloró y estaba desencajada al contárselo al portero de la discoteca. Porque si hubiera estado serena habría perdido credibilidad. Porque si no se te ve terriblemente afectada, ese día y los siguientes, y si sales a pasear con un amigo, o al súper, o intentas llevar una ‘vida normal’ sin tener cara de ir a tirarte desde un puente, será porque no ha sido tan grave. Incluso será que no es cierto. Será que quizá no te había violado, sino que te había apetecido. ¿Por qué viola un hombre? No es por un trastorno mental transitorio. Ejerce esa violencia porque quiere, porque puede y porque todavía cuenta con una estructura social y de pensamiento que sostiene ese poder. Y no hay más.