Finalmente, el Sindicato Médico ha puesto en marcha la huelga indefinida. Y por si fuera poco, las enfermeras anuncian huelga también y los sindicatos de la sanidad pública convocan paro el 15 de febrero. Todo de golpe. Si el paro médico de ayer tuvo una incidencia escasa –menos del 10%–, la acumulación de sectores sanitarios complicará mucho las citas y atención de miles de pacientes. Más allá de la legitimidad del derecho a la huelga, no pinta bien para la ciudadanía.

El inicio de la huelga del Sindicato Médico era una decisión irreversible desde el momento que la anunció. Todas y cada una de las propuestas que ha planteado Salud durante las negociaciones han sido rechazadas. Y la posición del Sindicato Médico ha sido inamovible. Tengo claro, y no creo que nadie en la sociedad navarra dude de ello, de la responsabilidad e importancia de la labor profesional y el trabajo de los médicos del sistema sanitario público y tampoco de que esa función debe ser correspondida con unos salarios y unas condiciones de trabajo que se correspondan con el nivel y calidad de esas prestaciones. De los médicos y también del resto de profesionales que prestan sus servicios en Osasunbidea, desde enfermeras a auxiliares, celadores, servicios de limpieza, archivo y documentación, almacenamiento...

Quizá hubiera sido más eficaz para Salud negociar en la Mesa Sectorial que ceder a la negativa corporativista del Sindicato Médico a ello. Ahora la huelga puede ser global en la sanidad. Es el funcionamiento colectivo lo que sitúa a Osasunbidea en los puestos más altos de atención sanitaria en el Estado. Curiosamente ninguno de los dos principales escollos con el Sindicato Médico –fin de la exclusividad y salarios–, contribuyen directamente a solucionar los problemas estructurales que arrastra la sanidad navarra, como las del resto de comunidades. La sustitución de la exclusividad por una incompatibilidad profesional para trabajar en el mismo ámbito médico en el que desarrolla su labor en la sanidad pública, pero permitiendo al mismo tiempo ejercer otros trabajos o funciones parece lógica y es habitual en todo tipo de profesiones. Sin ir más lejos en esta misma de junta letras; no parecería normal ni compatible que un periodista escriba en un medio un rato y el rato siguiente lo hiciera en la competencia ejerciendo labores similares.

Por otra parte, la oferta de Salud –una subida mensual de 400 euros además de elevar un 10% el precio de la hora de guardia y un 20% la compensación por tutorías de residentes MIR–, supone una suma importante en la nómina de los facultativos navarros y los mantiene entre los mejores pagados del Estado. Una suma que añadir al aumento que ya perciben desde el 1 de enero, como todos los trabajadores de la Función Pública, de un 6,5%. Que estas huelgas no deriven en caos y duren lo mínimo es lo que esperan todos los navarros y navarras que se verán afectados en un tiempo en el que las listas de espera de determinadas especialidades son altas o la atención primaria, sobre todo en el espacio rural, arrastra problemas importantes. En todo caso, cada parte debe asumir sus responsabilidades por las consecuencias de sus decisiones, pero la obligación sigue siendo la misma, buscar un acuerdo sin lesionar los intereses generales. Ni los sanitarios ni los presupuestarios.