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¿Y si Feijóo gana gracias a la ‘gente de bien’?

¿Y si Feijóo gana gracias a la ‘gente de bien’?Alberto Ortega

Mirar el histórico

Ni en las primeras efervescencias de voto al PP que recogieron las encuestas tras la entronización del actual presidente del PP me tragué la existencia del entonces cacareado efecto Feijóo. Dejé escrito aquí mismo que los buenos vaticinios para los genoveses podían depender un tantín del cambio del líder, pero sobre todo, de la colección de chapuzas impopulares acreditadas por el gobierno español de coalición. Bastaría conocer una migaja el histórico para tener claro que nunca desde Adolfo Suárez —que fue designado por la triquiñuela legaloide del Maquiavelo Fernández-Miranda— se ha producido en el reino hispanistaní una vuelta de tortilla gubernamental debida a los méritos del ganador. Sistemáticamente, han sido las cantadas de los gobernantes en ejercicio las que han propiciado su recambio.

De Felipe a Rajoy

Basta echar atrás la moviola de la historia reciente para comprobarlo. Así, remontándonos al primer vuelco tras la muerte del bajito de Ferrol, nos encontramos con que el apoteósico triunfo del PSOE en 1982 se cimentó, en realidad, en la sucesión interminable de fiascos que provocó la descomposición de la UCD. 14 años después, el desmadre felipista, con un caso de corrupción a la semana, aupó a Aznar (Aznarín, lo llamábamos) a Moncloa, donde estuvo hasta 2004. Todo parecía listo para que Rajoy, su sucesor por dedazo, le tomara el relevo. Pero, justo en la víspera de la cita con las urnas, el atentado de los trenes de Madrid dejó casi doscientos muertes. La pésima gestión de aquello por parte del Ejecutivo gaviotil devolvió a los socialistas al poder en la persona de José Luis Rodríguez Zapatero, otro del que se hacían risas por lo bajini. Siguiendo el ciclo de la vida política, nueve años más tarde, la promulgación de una serie de leyes antipáticas y, sobre todo, una crisis gordísima a la que se hizo frente tapándose los ojos propició la revancha de un Rajoy caricaturizado como perdedor sin remedio. Pues fue el tipo y se llevó la absoluta.

Muchas risas, pero...

Les cuento todo esto porque parece que el personal no acaba de interiorizar el aprendizaje. Los mismos a los que se les pusieron temblonas las rodillas por el arriba mentado efecto Feijóo, hoy dan al líder del PP por amortizado y se descuajeringan de la risa por sus ocurrencias. El último motivo de mofa y befa ha sido utilizar la expresión “gente de bien” en una réplica a Sánchez en el Senado. Ayer todo fueron carcajadas y chisporroteantes cargas de profundidad contra el gallego. ¿Se mantendrá el cachondeo si quienes se tienen por “gente de bien” le dan la absoluta en las próximas generales?