Siempre me ha gustado la idea de la cultura como terapia, el poder curativo del arte y la belleza, la fuerza de la música y la danza, del cine y la literatura, para sanar nuestras emociones cuando se ven afectadas. Entre esa fuerza y la del amor, la más intensa de todas las que podemos sentir, se ubica una de las escenas mas conmovedoras y hermosas que se han visto por las redes en los últimos días.

Me refiero al vídeo del último baile, el que Stéphane Voirin, el marido de Agnès Lassalle, la profesora asesinada en San Juan de Luz por un alumno del instituto en el que trabajaba, le dedica para despedirse de ella. La pareja amaba bailar. Seguramente el día que ella murió o al siguiente, tendrían previsto hacerlo. Pero ese día ya no llegó. Y ahí está ese momento de amor infinito en el que sientes que la persona querida se va para siempre y solo te queda despedirla con aquello que le daba vida, con su pasión: bailar.

Hay en ese baile, primero él en solitario, aunque parece danzar con ella, luego ya arropado por sus amigos y amigas, tanta tristeza por la muerte como alegría por la vida vivida. En cada paso, en cada gesto, se adivina esa compañera ausente, con la que la vida era armonía y complicidad, con la que ya no volverá a bailar. En ese ambiente de duelo, los pasos precisos del hombre, ya viudo, ante el ataúd de la que fue su esposa son más que un baile para convertirse en toda una declaración de amor. Si algo da sentido a nuestra vida es la capacidad de poder amar así, de sentir ese amor al menos una vez. Amor como algo poderoso que te da fuerza incluso en momentos tan difíciles como seguro lo fue ese baile al son de la versión francesa de la canción Love, de Nat King Cole, delante del ataúd ante la iglesia de Biarritz.

Sin quererlo nos ha regalado toda una terapia para momentos de tristeza, porque contemplando el vídeo lloras y te das cuenta de cómo una historia tan terrible puede acabar con un homenaje tan hermoso. Y pienso en esos países donde ya se están empezando a aplicar las recetas culturales como sustituto de muchos medicamentos, donde es normal acudir al médico y salir de la consulta con una receta para, por ejemplo, visitar un museo. Los beneficios del arte sobre la salud de las personas, sobre todo para el bienestar emocional, están más que demostrados. Reconforta pensar que pese a la tristeza infinita de ese hombre que parece flotar en el aire, se sintió mejor danzando que llorando ante el féretro. Un baile de amor, juntos nada más, como otras veces, pero esta vez era la última.