Espía amateur

Otra vez lo del gendarme de Casablanca: qué escándalo, aquí se espía. Lo de “aquí” vale para cualquier lugar del globo, pero esta vez estamos hablando de nuevo de la supuesta primera potencia planetaria. A juzgar por la cantidad de ocasiones en que material muy pero que muy sensible ha circulado a todo trapo, da para pensar que los servicios secretos de Estados Unidos son un colador. Y si en los casos de Julian Assange y Edward Snowden, los filtradores eran tipos con amplia bibliografía presentada en el espionaje, The Washington Post acaba de revelar que el que ha echado los documentos ultrasecretos a volar es un veinteañero racista y fanático de las armas que se hace llamar OG, siglas en inglés de Gángster Original. Para conseguirlos no parece que tuvo que hacer nada especial. Resulta que trabajaba en una base militar y el tipo conseguía aquí y allá los papeles y los archivos informáticos que contenían lo que teóricamente casi nadie debía ver ni saber.

Por fardar

La pregunta inmediata es para quién trabajaba el avezado fisgón. ¿Tal vez Rusia, Irán, Corea del Norte, el ISIS o algún otro miembro del eje del mal? ¿O, a la vista del perfil político del individuo, operaba para grupos supremacistas blancos cercanos a Trump? Pues, siempre según lo publicado por el prestigioso Post, ni lo uno lo otro. Todo era mucho más pedestre. Al chaval lo que le gustaba era fardar de ser una mezcla de James Bond y Jack Ryan ante el grupo de amiguetes con los que chateaba a través de la plataforma Discord. Era ahí donde espolvoreaba sus capturas y, por lógica, el lugar a partir del que fueron difundiéndose en diversas redes sociales. En este punto, volvemos a echarnos las manos a la cabeza. Buena parte del material estuvo ahí durante semanas o incluso meses sin que nadie reparase en su existencia. Otra pifia de categoría.

Me creo todo

Todo esto que no nos tragaríamos si nos lo sirvieran como trama de una serie de Netflix está teniendo consecuencias graves. Lo de menos va a ser el cabreo de Israel porque su teórico socio y amigo americano señalaba al Mossad como instigador de las violentas protestas contra la reforma judicial. Es bastante más delicada la revelación de que el ejército ucraniano está a dos velas de todo tipo de recursos y tiene muchos boletos para ser derrotado por los invasores rusos. De propina, se detalla la situación de las fuerzas de Kiev y su ubicación sobre el terreno. Vamos, un regalo para Putin, a no ser… que se trate de una operación lanzada para metérsela doblada al Kremlin. Francamente, llegados a este punto, yo me creo todo. O casi.