Un trámite necesario para el desmantelamiento definitivo de la central nuclear de Garoña ha quedado resuelto en el BOE. Por el estado de las instalaciones, por su avejentamiento, por la producción real de energía –466 MW en un parque de 120.000 MW– la central más cercana Euskadi se desmontará en los próximos años y con ella la polémica y el rechazo social que la ha rodeado. No obstante, la noticia debe servir para reforzar las bases de una estrategia energética orientada a la sostenibilidad y a reducir la dependencia de los volátiles mercados ajenos, esencialmente de hidrocarburos. Es el marco de las políticas energéticas que se están impulsando en los territorios forales y que han permitido a Navarra elevar a un 57% del total su parque de generación energética renovable o que en la Comunidad Autónoma Vasca (CAV) han configurado un plan estratégico con referencia en 2030 que potenciará la generación verde hasta duplicarla, alcanzando el 40% del total –cogeneración más renovables– y racionalizará los consumos para evitar la emisión de 3,9 millones de toneladas de Co2 a la atmósfera. Pero, al margen de estos programas, el debate energético tiene en el Estado español una raíz ideológica que no ayuda a clarificar estrategias.

La reducción del peso de la energía nuclear en el mix de generación es una apuesta que trasciende fronteras, aunque la necesaria transición deba ser paulatina. Alemania ha apostado por el cierre en bloque pero ha elevado el consumo de carbón y sus emisiones a niveles poco sostenibles. Curiosamente, la decisión de la UE de considerar el gas y la nuclear como energías de transición ha llevado a que los mismos negacionistas del cambio climático se abracen al recurso nuclear para combatirlo. La realidad indica que cerca del 50% de la generación eléctrica de este año en el Estado será renovable –eólica, solar, hidroeléctrica, etc– y que apenas llega a uno de cada cinco megawatios generados los que aportará la energía nuclear. Es momento de encarar sin escenificaciones exageradas –ayer mismo el vicepresidente de Castilla y León, de Vox, afirmaba que reconstruirán Garoña– una fórmula de transición razonable, que propicie la implantación de parques de generación renovable sin demonizar los hidrocarburos más allá de la debida protección ambiental y buscando la menor dependencia energética.