Podía haber vendido la versión de que le duele esa rodilla izquierda que tanto tiempo le tuvo en el dique seco, pero Ricky Rubio ha tenido la valentía de admitir que hace un parón sine die para curar su salud mental. Una confesión que hace muy pocos años sería impensable, porque estas cosas se escondían como debilidades inadmisibles en una gran figura del deporte. Por fortuna, los tiempos están cambiando y son los propios deportistas los que lo están haciendo. Y cómo no resaltar la reacción de la Federación y de la selección española, que pierden a su mejor jugador para el inminente Mundial pero que han reaccionado con un respaldo sin fisuras, respeto y, sobre todo, cariño con el base catalán. Ricky Rubio va a afrontar ahora su propio Mundial personal y su primer alivio va a ser comprobar que no estará solo en todos esos difíciles partidos que tiene por delante.