Bajan un poco revueltas las aguas en el Parlamento de Navarra –un poco, tampoco nada relevante–, a partir de un informe de la Cámara de Comptos que advierte del aumento de las subvenciones nominativas que incluyen los grupos parlamentarios en los Presupuestos cada año. Son cantidades directas destinadas a infraestructuras locales –al margen del plan anual de inversiones a los que concurren los municipios por su cuenta–, o eventos culturales y deportivos principalmente. Las viejas enmiendas de campanario de los tiempos de los gobiernos de UPN con el apoyo parlamentario del PSN, que cada año se escenificaban en el ritual del apareamiento presupuestario de otoño. El mismo que protagonizan ahora los partidos que apoyan al Ejecutivo. El Gobierno de UPN elaboraba los Presupuestos y en el apoyo parlamentario socialista se incluían a posteriori, tras el correspondiente conchabeo a dos manos –ahora es a cuatro–, una serie de enmiendas con subvenciones directas, la mayor parte entonces destinadas a los municipios del PSN. Como ahora, vaya. Cerrado el acuerdo entre ambos partidos, el líder socialista de turno las presentaba con la mayor pompa y boato posibles a la opinión pública como muestra de su capacidad de influencia política. Un simple juego de propaganda. Aunque el sistema ha evolucionado algo en discreción, ese método sigue más o menos igual. Los grupos parlamentarios que apoyan al Gobierno y votan a favor de sus Presupuestos aprovechan el debate de las Cuentas de cada año para incluir este tipo de enmiendas nominativas y poder ponerse así una pequeña medallita ante los colectivos y ayuntamientos beneficiados que lucir luego con sus alcaldes y concejales cuando acuden a las fiestas patronales o con los impulsores de los actos culturales o deportivos beneficiados en el reparto anual. También para que los parlamentarios y parlamentarias tengan así una oportunidad de visualizar su labor diaria en la Cámara, casi siempre enterrada en labores burocráticas o perdida entre las tediosas e interminables horas de debate en comisiones y plenos del Parlamento. En este contexto, los partidos que se quedan en la oposición siguen presentando cientos de esas enmiendas, pero tienen difícil incluirlas en esta fórmula y hacen agravio público de las que son rechazadas. Postureo de unos y otros, poco más tiene este asunto además avalado por la legalidad. Las enmiendas de subvenciones directas existen igualmente en el Congreso y el Senado y se hacen útiles para comunidades y partidos minoritarios cada vez que la aritmética parlamentaria obliga a PSOE o PP a buscar votos para sumar mayorías que ofrezcan estabilidad al Gobierno. UPN-PP, Geroa Bai, EHBildu o IU lo han utilizado en las Cortes de Madrid en favor de Navarra. Son irrelevantes económicamente en el conjunto del Presupuesto y su repercusión en términos político-electorales es más bien ninguno. Está bien el toque de atención de Comptos como órgano fiscalizador de las Cuentas Públicas de Navarra, pero no hay mucho más que la advertencia y sus recomendaciones que ahora los grupos deberán tener en cuenta para que no les vuelvan a sacar los colores. Y no parece que haya ningún partido navarro con la capacidad de estar libre de pecado para tirar la primera piedra. Se le volvería en contra.
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