El 30 de noviembre saldremos a la huelga feminista general. ¿Huelga feminista? Sí. ¿General? También. Puede ser paradójico llamar a una huelga centrada en el ámbito de los cuidados, ya que es imposible parar del todo dichas labores, en tanto que los cuidados sostienen la vida misma. Puede ser paradójico organizar una huelga junto con las trabajadoras del hogar, precisamente cuando se les deniega el propio derecho a huelga.

Este es el reto del Movimiento Feminista, sacar a la luz la mayor contradicción de nuestra sociedad: los trabajos que garantizan la supervivencia y el bienestar siguen estando en un segundo plano, invisibilizados, siempre a favor de una economía que prioriza la “productividad” y la “rentabilidad”.

Crisis estructural de cuidados

La pandemia destapó sin tapujos que estamos sumidos en una crisis estructural de cuidados, que su organización es frágil e inestable. Hablamos de listas de espera interminables en el servicio público de salud, de la falta de residencias públicas para personas mayores y dependientes, de la insuficiencia de recursos en el servicio de atención domiciliaria. En pleno retroceso de servicios públicos, ¿quién cuida?

Los trabajos de cuidados, remunerados o no, están bajo responsabilidad de las mujeres. Es sabido que la familia acaba siendo la única garantía para atender las necesidades a las que no llegan los servicios públicos.

"Las mujeres migrantes tienen las situaciones laborales más inestables y precarizadas; y en el caso de las internas rozan la esclavitud"

Los cuidados están, por lo tanto, condicionados por la situación socioeconómica de cada familia y, sobre todo, por el reparto de tareas. Y es que, las mujeres dan su tiempo y salud para estos quehaceres: son ellas quienes cuidan de promedio 2,2 horas más al día que los hombres, son ellas el 82% de quienes piden permisos para cuidar en el trabajo.

Pero hay que matizar más: en la sociedad navarra, los trabajos de cuidados recaen, sobre todo, en la labor de las mujeres migrantes. Ellas cuidan de las personas mayores, atienden las casas, limpian hospitales, hoteles y universidades. Son ellas también, quienes tienen las situaciones laborales más inestables y precarizadas, situaciones que en el caso de las internas rozan la esclavitud.

Otro claro ejemplo es el de las trabajadoras del hogar, quienes todavía no se contemplan en el Régimen General de la Seguridad Social. La tranquilidad y bienestar de nuestras familias son a costa de su salud y su tiempo libre. Es hora de revertir esta situación.

Nueve de cada diez empleos

En Navarra, las mujeres ocupan nueve de cada diez empleos de cuidados y éste es el ámbito con menor regularización, peores condiciones laborales y jubilaciones más empobrecidas. Así pues, no es de extrañar que las huelgas se hayan multiplicado, por ejemplo, en las residencias de mayores, en los servicios de limpieza o en las escuelas infantiles. Los cuidados hipotecan las vidas de las mujeres, por lo que, desde el feminismo lo tenemos claro: vamos a la huelga feminista general.

"Queremos que la sociedad haga huelga"

Los cuidados están feminizados, sí. Pero por eso mismo llamamos a la huelga general. Porque tienen que dejar de ser responsabilidad y carga exclusiva de las mujeres, porque son cosa de todas y de todos. Teniendo como referencia las huelgas feministas de 2018 y 2019, queremos transformar la lógica de la huelga general: queremos que los trabajadores de la industria, de los talleres, del sector productivo tomen la calle para defender las condiciones laborales de las trabajadoras más precarizadas. Queremos que la sociedad que ellas sostienen haga huelga por las trabajadoras de cuidados. 

Asimismo, debemos señalar a las instituciones: van por mal camino. Los gestos simbólicos no nos sirven, que se apropien del discurso feminista tampoco. No es posible que el Gobierno de Navarra ponga en marcha un Pacto por los cuidados sin aumentar los presupuestos para prestaciones y para mejorar las condiciones laborales. No todo vale, no en nombre del feminismo.

Esta huelga viene a defender la vida, a reivindicar a quienes sostienen la vida de todas, a exigir servicios públicos de calidad para todas. El 30 de noviembre: huelga feminista general.

Firma el artículo, en representación de la coordinadora Denon Bizitzak Erdigunean