Cristina Ibarrola tenía muchas formas de dejar la alcaldía, pero no eligió la mejor. Podía haber salido por la puerta principal del Ayuntamiento de Iruña como ella misma anunció, con la “cabeza alta” y “satisfecha del trabajo realizado en estos seis meses”, apelando a “la verdad en la política” tal como hizo en su intervención en el pleno, pero una sola frase de su comparecencia, convertida ya en exalcaldesa de Pamplona, le bastó para dejar clara cómo es la política que dejaba el cargo. “Nunca sería alcaldesa con los votos de EH Bildu. Prefiero fregar escaleras”, lo dijo y se quedó tan agusto, como si se sintiera por encima de gran parte de la sociedad, de toda aquella que no le vota y también de quienes realizan determinados trabajos esenciales. Luego intentó aclararlo a su manera en las redes, pero ya era tarde. Ibarrola lleva tiempo en que parece andar tres metros por encima, no solo como alcaldesa, también antes en el Parlamento, quizás por eso su partido está donde está en estos momentos, por no pisar el mismo suelo que los ciudadanos y ciudadanas y no ver los problemas reales de la sociedad. Ese comentario clasista con el que cerró su intervención, dejando sin más preguntas a los y las periodistas, va a ser su carta de despedida. Tras unas semanas en las que el insulto y la descalificación han copado las intervenciones de Ibarrola y Esparza y de otros políticos de su arco, intentando aferrarse al discurso del pasado, ayer tenían la oportunidad de volver al carril del diálogo y el respeto y optar por la vía de la convivencia dejando atrás la crispación. Pero no. La calle fue en ejemplo, pero ella no lo fue. Sus palabras de resentimiento le jugaron la mala pasada de decir lo que pensaba, quizá sin ser consciente, que para ella es tan poco digno contar con los votos de EH Bildu para gobernar como dedicarte a las labores de limpieza. Las mujeres que limpian escaleras, despachos, consultas, colegios, portales... desempeñan una tarea social fundamental con un trabajo mal pagado y poco reconocido. Si hacían falta más razones para la moción que ha hecho posible el cambio necesario de progreso en Iruña, ella puso la guinda. Y de paso sentenció ayer su propio futuro, como una política incapaz de lograr acuerdos, de entenderse con los que no son de su “clase”. Si estaba en las quinielas para liderar lo que tenga que ser el futuro de UPN, quizás ahora se lo estén replanteando. La política unas veces te coloca arriba y otras veces te hace estar abajo; porque las escaleras se suben y se bajan, pero cuando están recién fregadas, pueden hacerte resbalar y caerte con todo el equipo. La ya exalcadesa ayer tocó fondo. Es difícil caer más abajo con una sola frase.