Es cierto que al principio, cuando hay que discurrir los espacios para poder colocar algunos cubos o envases en los que poner los distintos residuos, costará un poco encontrar huecos, pero salvo en casas muy pequeñas suele haber opciones. Del mismo modo, seguro que costará entrenar a la cabeza a obligarse a separar y a meter cada cosa en un sitio, por la falta de costumbre y porque es algo –muy poco– más trabajoso que tirar todo a un mismo cubo, pero se suele pasar a las pocas semanas. Quienes reciclan acaban acostumbrándose a poner cada cosa en su sitio y aunque seguro que cometen errores al final su cerebro les avisa de que sin darse cuenta han echado el yogur en lo orgánico. Así que en unos meses lo tienen ya incorporado en su día a día y se alegran cuando leen que los volúmenes de reciclaje en los hogares que maneja la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona están creciendo muy notablemente desde que se ha implantado el nuevo sistema de contenedores y tarjetas. Con sus defectos, que los tendrá, comprobar que se ha pasado de 9.500 toneladas de materia orgánica recogidas en 2021 a 16.400 en 2023 seguro que es una alegría para todas esas personas que se han involucrado en una manera de hacer esa tarea. De la misma manera, se han recogido 14.500 toneladas de envases, por 9.800 en 2021. Y 2.500 toneladas más de papel. Esto hace que la fracción resto, la más grande, la más contaminada, haya bajado de 83.000 toneladas a 62.000 en apenas dos años, un descenso del 25%, que es una cifra francamente notable. Todo esto va a redundar en beneficio de un tratamiento de los residuos mucho mejor, menos contaminante, menos costoso y mucho más eficaz, algo en lo que, aunque sea en muy pequeña forma, cada uno nota que ha colaborado mínimamente. Y esa satisfacción es la que permite seguir concienciados de que es el camino correcto para seguir mejorando el reciclaje a nivel local.