Ha estado entretenida la semana en los aledaños de UPN con las primeras escenas de introducción al congreso que se celebrará en abril. Al menos para quienes asistimos como espectadores al devenir en que se ha embarcado UPN tras la decisión de Esparza de no seguir al frente de la organización. En estos primeros prolegómenos han aparecido en las tablas ya los tres nombres que sonaban previamente como posibles aspirantes a sustituir a Esparza, la exalcaldesa de Pamplona, Cristina Ibarrola, el alcalde de Tudela, Alejandro Toquero y la parlamentaria María Jesús Valdemoros. La primera en salir a escena fue hace una semana Ibarrola, que se postuló para presidir UPN, encabezar la lista en Iruña y conceder graciosamente a Toquero una vicepresidencia si se sumaba a su candidatura. Solo le faltó adelantar también los nombres de quien le acompañarían en su ejecutiva y dar por cerrado el congreso de abril sin empezar la sesión. Irrumpió en el debate precongresual, como ya lo hiciera en sus primeras decisiones como alcaldesa de Iruña, como elefante en cacharrería. Y, como le ocurriera entonces, la cosa no ha ido bien. Toquero y Valdemoros se apresuraron a desmarcarse de Ibarrola y le enviaron un par de zascas con la misma acusación velada: no es tiempo de personalismos le respondió Toquero y el camino futuro de UPN no pasa por los egos, advierte Valdemoros. Un tropezón de Ibarrola en la misma línea de salida nada más emprender la carrera para dirigir UPN. No tiene suerte Ibarrola en esto de la primera línea política. En todo caso, nada está resuelto ni están claras las opciones de cada uno de estos candidatos o de los que aún pudieran surgir. Quizá porque tampoco parece claro el estado de ánimo con el que afrontan las bases este congreso de abril, más allá de que se pueden percibir diferentes sensibilidades y tensiones internas entre las diversas zonas de Navarra y entre las diferentes posiciones ideológicas sobre el rumbo que debe tomar ahora UPN en el actual escenario político. Toquero tiene apoyos y no solo en la Ribera, pero no parece decidido a dar el paso pese las presiones para que lo haga, quizá porque el cargo de alcalde de Tudela, ahora con mayoría absoluta, parece un lugar más tranquilo y apetecible que asumir la responsabilidad de tomar el timón de una UPN que ha perdido su lugar en la política navarra. Coincide con Valdemoros en la necesidad de abordar el debate de las ideas como prioridad, aunque la parlamentaria va más allá y apunta su apuesta por recuperar para UPN el espacio de centro moderado tras una década larga en la que ha ido escorando su discurso cada vez más a la derecha al compás de la evolución del PP tras la llegada de Vox. Ha sido la aportación más interesante al debate de ideas que necesita UPN desde hace mucho tiempo. Las espadas están en alto, pero el camino hacia el congreso de abril está sin despejar. Y muy confuso por la situación compleja, como advertía Esparza, en que se encuentra UPN en el momento político y el escenario socioeconómico de la Navarra de hoy. La trama está en marcha y por dónde, hacía dónde y cómo evolucione desvelará el 28 de abril si ha sido una comedia, una drama o una tragedia. O es otra obra de ese teatro del absurdo en que se mueve la política y más la política interna de los partidos.