El Ministerio de Sanidad obtuvo finalmente ayer la adhesión de las comunidades autónomas a su Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo 2024-2027 (PIT) pese a las dudas y desencuentros suscitados en las jornadas anteriores. Pero los nubarrones que amenazaban con impedir una iniciativa consensuada y, en consecuencia, con mejores visos de eficiencia, se diluyeron en una jornada larga pero que terminó en éxito para la iniciativa del Ministerio.

No obstante, ha sido necesario vencer al menos dos errores previos. En primer lugar, la acción propositiva unilateral del Gobierno en un ámbito cuya ejecución, una vez más, compete a las comunidades autónomas; en segundo, una cierta inflación de expectativa sobre la trascendencia del paso dado, cuando aún está pendiente todo el desarrollo normativo que convierta el proyecto en un mecanismo aplicable y con sentido práctico. Es en ese momento, cuando se puedan concretar y despejar dudas sobre su financiación y los procedimientos de ejecución que sean acordes a las circunstancias de cada administración autonómica, cuando el PIT podrá ser, de manera efectiva, una herramienta útil para la protección de la salud de las personas. Afortunadamente, parecen haber quedado superadas las tentaciones de reabrir debates de las primeras fases de la lucha contra el tabaquismo, como los ámbitos públicos y privados sobre los que cabe aplicar un control normativo en defensa de la salud de las personas o los límites de la protección frente al tabaquismo pasivo.

Todo ello ha quedado solventado tras la incorporación de la enmiendas que las comunidades autónomas han puesto sobre la mesa al plan del Ministerio. Sin embargo, es difícil evitar un regusto incómodo tras constatar el desencuentro sobreescenificado en los últimos días por parte de las Comunidades gobernadas por el PP. La confrontación constante y en todo ámbito se ha convertido en una desasosegante estrategia de ese partido. Otras comunidades han incorporado sus matices e incidido en la necesidad de modificar o clarificar algunos aspectos del plan, pero con la discreción que da la prioridad de que resulta preciso salvaguardar de tensionamientos innecesarios los objetivos de una iniciativa en beneficio de la salud colectiva. Ha sido un humo evitable.