Llevar un buen puñado de años rondando por este mundo es lo que tiene, acabas viendo cosas que nunca imaginaste que pudieran compartir espacio y tiempo. Me explico. A mediados de esta semana, un número indeterminado de personas salió de su casa con espráis rojo y recorrió varios puntos de Pamplona pintada va, pintada viene. Así, a la altura de la Plaza de la Libertad y junto a su querido monumento dejaron claro que “Los Caídos no se toca” y el presunto apoyo de Pamplona a esta causa.

Al poco, otros o los mismos grafiteros, decoraron la zona de San Francisco en el Casco Viejo con loas a Cristo rey, arribas a España y viejas flechas y yugos. Nada nuevo –aunque hacía tiempo que no se les veía por estos lares– pero no contento con todo ello, el grupo –o la persona– marchó a una de las sedes de EH Bildu donde le llamaron al alcalde Asiron “narizón” y mira que es un apellido fácil de rimar de manera menos tontaina…

La hazaña aún no había terminado porque, y esto es lo mejor, decoraron el insultito con dos cruces gamadas y una estrella de seis puntas. ¡La esvástica nazi compartiendo espacio y tinta con la estrella de David de los judíos! ¿Incultura, revisionismo histórico, alianza estratégica frente a comunes enemigos o pura estupidez? Vivir tiene estos momentos.