Pregunto por el número de bolsas que se retiran a diario por parte del servicio de recogida de basura de la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona antes de que pase el camión trituradora cada noche. No los voluminosos o cartones que se dejan monicamente cerca del contenedor. Y suman la friolera de 4.500 a pesar de que este último mes la cifra ha descendido entorno al 40% gracias a la intensificación de los controles por parte de las policías locales que patrullan por los puntos de recogida. Hablamos, en su mayoría, de bolsas-bomba con toda la basura mezclada que termina con el resto de residuos del contenedor de ‘restos’ y van directas al vertedero de Góngora. No crean que son cuatro abuelillos que no se manejan bien con la nueva tarjeta. Para nada. Los inspectores con los que cuenta el ente comarcal desde hace dos años -se colocan en diferentes puntos de la comarca de forma aleatoria- conocen el perfil de las personas que no utilizan los contenedores porque llevan la basura en bloque, sin separar y, por decirlo de alguna manera, porque pasan de todo. Conductas incívicas altamente reprobables como lo son saltarse un semáforo o dejar que el perro cague por la calle. No los busquen, los supervisores de los que hablo van de incógnito. Por tanto, no se asusten señores de UPN por la presencia de agentes municipales con las primeras propuestas de sanción a algunos locales de Pamplona. El miedo a las multas suele funcionar. ¿Acaso hacen un llamamiento a que la policía no controlen? ¿Se quejan del bolseo pero no creen que poner medidas? Por cierto que el retraso en la puesta en marcha del nuevo centro sólo es atribuible a las zancadillas que se han puesto tanto al proyecto de la nueva planta como al modelo de recogida. Las bolsas no se aparcan, tienen residuos que deben llegar a buen puerto. ¿O prefieren algún otro método voluntarista? De hecho los ayuntamientos de Pamplona y comarca ya firmaron un convenio en 2021 (Maya al frente de Pamplona) para supervisar el funcionamiento de los nuevos contenedores y es ahora cuando algunos, como es el caso de Iruña, se empiezan a poner las pilas. 

Separar bien y reciclar es un mandato de Europa que no tiene que ver con la ideología. De lo contrario, tocará pagar y mucho. Igual que una industria que contamina. Y los agentes hacen lo que es de sentido común y que, por cierto, está a la orden del día en otras ciudades como Madrid, Zaragoza o Vitoria. Tarragona sanciona por lanzar residuos fuera de los lugares habilitados y tienen tarjetas en todos los contenedores. Hasta el PP y Vox en en Zaragoza multan, este año hasta los 3.000 euros por depositar la basura fuera del contenedor correspondiente. También en Vitoria se han establecido bonificaciones en el recibo de la basura en función de los kilos de residuos que genere una persona. Así, a más cantidad de basura, más se encarecerá la facturas y, menos, cuanto mejor se separe la basura y al depositar de forma correcta cada tipo de residuo . Sobre todo se tiene en cuenta el uso del contenedor marrón al que va la orgánica, los restos de comida...Aquí al lado se lo toman muy en serio un tema cien por cien medioambiental.