No es ni de lejos lo más importante que se juega Navarra en estas elecciones europeas el 9-J, pero la disputa entre UPN –es el único partido navarro que no participa–, y PP por el destino de los votos de esos electores aporta un poco de divertimento e incertidumbre a la campaña. Ibarrola rehuyó solicitar el voto directamente para el PP y ahora el PP pugna un día sí y otro también por intentar conseguir la mayor parte posible de la tarta de UPN.
Ya logró superarle en las elecciones generales de julio pasado y busca sin tapujos aprovechar esa ausencia ahora para ocupar ese espacio. En realidad, los votantes de UPN si deciden acudir a las urnas buscarán la papeleta que más se adecue a sus posiciones ideológicas y sociopolíticas. Como todos. Aunque Esparza afirme que es “presuntuoso” pensar que el PP es al único partido que pueden votar, votarán lo que es dé la gana, evidentemente, y aunque pueda haber de todo –supongo que la posibilidad de no participar en las elecciones también será una salida cómoda para muchos de ellos–, no parece que el resto de los perfiles políticos que concurren en Navarra tengan más posibilidades que el PP para atraerse ese granero.
De hecho, la apuesta de Feijóo por Navarra es clara y como muestra la llegada como paracaidista de última hora de Aznar para cerrar la campaña este viernes. No es que este señor, un mentiroso compulsivo digno de análisis, arrastre ya mucho, pero simboliza ese esfuerzo por dejar al PP en Navarra en el listón más alto posible. No es una cuestión menor esto. Aunque lo cierto es que incluso los exabruptos de Aznar están en inferioridad de condiciones ante el descaro farolero de otros candidatos de la parte más ultra de la derecha como Vox o Alvise, que también intentarán pescar en ese río revuelto de votos en que se ha convertido en estos comicios el electorado de UPN, creo, al menos por los votantes de UPN que conozco, que con pocas posibilidades. La posibilidad que apuntan los sondeos del crecimiento de la extrema derecha y de que una lista encabezada por un idiota como Alvise obtenga varios eurodiputados muestra lo que se juega Europa en este tiempo.
Ibarrola anda pasando de puntillas en este campaña desde que anunció, en un ejercicio de condescendencia inútil, que dejaba libertad de voto a sus simpatizantes. Esa libertad de voto la tenían ya y la tienen siempre, sin necesidad alguna de que alguien se la conceda como una especie de gracia. Independientemente de que la libertad de voto es la posición más cómoda para la dirección de UPN aunque genere confusión en muchos de sus electores que tradicionalmente se han decantado en situaciones similares por el PP, sería de interés político para la ciudadanía navarra, y quizá también para los propios votantes de UPN, saber cuál es la preferencia política para Europa de Ibarrola. ¿Qué votará?