Se confirmaron más o menos los pronósticos, excepto los del CIS de Tezanos como casi siempre, pero con matices. La ultraderecha creció y ha sido primera fuerza en estados importantes de la UE como Francia, Italia o Alemania, pero también ha sufrido retrocesos y su resultado global le deja lejos de tener la influencia en la Comisión Europea a la que aspiraba. Los partidos que ocupan los espacios de centralidad europeísta siguen siendo muy mayoritarios en el Parlamento y populares, socialdemócratas –que sufrieron su mayor varapalo en Alemania–, liberales y verdes apuntan a un pacto para la Comisión Europea, aunque Von der Leyen, la candidata popular, no parece la más adecuada para sacar a esta Europa de su atolladero actual.

También la abstención volvió ganar las elecciones europeas, si bien en Navarra la participación fue ligeramente superior a la del Estado (un 52,8% frente al 49,2%), pero baja un 14% respecto a los comicios de 2019, cuando las papeletas para Europa coincidieron con las forales y municipales. En Navarra, el PSN fue la lista más votada, seguida de cerca de un PP que alimentó su espacio con los votos procedentes de la ausencia de UPN pese a que Ibarrola ha evitado durante toda la campaña solicitar el voto de forma explícita para los populares. Es la segunda convocatoria electoral consecutiva en la que el PP lidera el espacio de la derecha en Navarra y los populares ya han dejado claro que aspiran a encabezar ese espacio.

EH Bildu se sitúa como tercera fuerza siendo primera en el mayor número de municipios y ya a más distancia aparecen Vox y Sumar y Podemos, castigados como en el conjunto del Estado por sus enfrentamientos constantes, y Geroa Bai, que se consuela con haber contribuido a mantener el escaño en Bruselas para el PNV. Es cierto que la actual mayoría progresista, que suma su tercera legislatura en el Gobierno foral, sigue con una amplia ventaja en Navarra y que los resultados de unas europeas con tan alta abstención no son trasladables a unos comicios forales o locales, pero también es importante no dejar de visualizar las corrientes de fondo de cada cita electoral. En el Estado, el PP ha sido el primer partido con 22 escaños, pero con una corta ventaja sobre el PSOE que mantiene 20. La apuesta de Feijóo de convertir estos comicios en un plebiscito contra Sánchez no ha dado el resultado esperado y tampoco ha logrado quitarse de encima el aliento de Vox y la ultraderecha suma ahora dos candidaturas en Bruselas con la irrupción de la lista friki del también ultra Alvise. Todo ello coloca a Feijóo en una situación interna nuevamente incómoda.

No fracasa del todo, pero tampoco apunta a ganador. Sánchez ha salvado otra bola de partido, aunque tiene ahora por delante la compleja tarea de mantener la estabilidad de la actual mayoría política que apoya a su Gobierno en el Congreso cuando la misma presenta síntomas de volatilidad con los sucesivos desastres de Sumar y Podemos, que culminaron ayer con la dimisión de Yolanda Díaz como líder de Sumar (aunque sigue de ministra de Trabajo), y la complicada situación post electoral en Catalunya. La izquierda confederal se está deshaciendo como un azucarillo e IU se ha quedado sin eurodiputado por primera vez. En fin, el Parlamento Europeo ha dado otro giro más a la derecha en su composición política global.