En los tiempos del tiki-taka, la pesadilla de los técnicos españoles eran las selecciones modestas encerradas en su área como latas y con delanteros rápidos para ir a la contra. Cuando la calidad de los futbolistas era abrumadora, hasta esos partidos se ganaban –Eurocopa 2008, Mundial 2010 y Eurocopa 2012–, pero cuando dejó de serlo llegaron los grandes traspiés –Rusia en el Mundial 2018, Japón y Marruecos en el Mundial 2022...–.
Y ahora toca Georgia, que juega a eso mismo. Y aquí es donde queremos ver a De la Fuente: si usará músculo o jugones; si no renunciará a las contras; y, sobre todo, si en vez de miles de toques en el centro del campo habrá rápidas transiciones, y pases en profundidad, y hasta balones a las cabezas de los delanteros... De la Fuente presume de que, con él, La Roja tiene varios estilos, y es cierto que ante Croacia se cedió la posesión por primera vez en diez años. Pero mañana toca otra cosa: abrir una dura lata.