Un emocionado Alfredo Sanzol recibía este sábado el Premio Príncipe de Viana de la Cultura, un reconocimiento en su tierra que ha puesto en valor a uno de los nombres esenciales de la escena actual. Sus palabras nos dejan un poso de aprendizaje, de lección de vida. Y me quedo con una frase que, en estos tiempos donde la soledad es muchas veces un mal difícil de combatir, puede ser un punto de luz cuando los días se vuelven oscuros. Porque hay muchas formas de soledad y maneras de estar solo o sola, más allá de la no deseada. Algunas son imprescindibles para poder llevar a cabo determinadas actividades y profesiones y exigen un entendimiento permanente con una misma , que no siempre es fácil de encontrar; y es entonces cuando sientes que realmente no estas sola, aunque no veas a nadie a tu lado, porque están, sujetando, apoyando, acompañando. Hay presencias invisibles que pueden mucho más que las que se muestran, igual que hay personas que aunque estén, no logran acompañarte en tu viaje. Decía Sanzol, y creo que sirve para cualquier persona que dedica su vida a crear, a escribir, a componer, que para poder vivir esa sensación de vacío, de silencio, de miedo y de oscuridad él ha necesitado el apoyo de su familia, amigos, maestras y maestros. “Gracias a vuestra compañía he podido habitar mi soledad de una manera creativa”. Qué hermosa manera de describir ese lugar tan difícil y necesario por el que tantas veces se pasa, ese estar en soledad acompañada.