En 1959
y en el transcurso de las fiestas de San Fermín, la casualidad quiso que el fotógrafo pamplonés Eusebio Mina, que se encontraba posiblemente realizando su labor periodística, se topara con uno de los pamploneses célebres más conocidos y queridos de la ciudad. Se trataba de Wenceslao Lecumberri Barrenechea, alias Uve, persona infantil e ingeniosa al mismo tiempo, residente en la casa de Misericordia desde los siete años, momento en el que fue aquejado de una terrible y cruel oligofrenia.
La fotografía nos muestra a Uve en su edad madura, cuando contaba 53 años, en una de sus características poses. Brazos en jarras como si fuera a entonar una jota, puro al morro, alto, delgado como un sarmiento, con el pelo cortado a cepillo y ataviado “a su manera” para las fiestas, con camisa de cuadros de colores vivos, pantalón blanco ceñido por una faja roja, y alpargatas ortodoxamente sanfermineras.
Hoy en día
La denominada Bajada de Carnicerías es una perfecta desconocida para la mayor parte de la ciudadanía pamplonesa, incluidas las personas que bajan por ella a diario al mercado de Santo Domingo, y los y las jóvenes que todas las semanas la recorren para llegar hasta el popular Zentral. Y esto es así a pesar de que, según consta en la documentación, dicha calleja recibió su nombre en el año 1565, fecha en la que el Ayuntamiento compró una huerta para la instalación allí de un mercado de carne. Cosicas tiene Pamplona…
Volviendo a la comparación de ambas imágenes, podemos comprobar que sigue en su lugar la fachada del Mercado, a la izquierda y diseñada en 1876 por J.M. Villanueva, y a la derecha el frente lateral de la Casa consistorial, tal y como quedó tras las reformas llevadas a cabo siete años antes, en 1952. El que ya no está con nosotros es el bueno de Uve, fallecido en 1992 cuando contaba con 86 años.