Le ha costado admitirlo, porque algunas noticias son siempre incómodas de dar. Pero el Gobierno de Navarra por fin ha desvelado el panorama presupuestario del próximo año.
El Gobierno de Navarra aumentará un 2,4% el presupuesto del próximo año
No habrá medidas traumáticas porque los ingresos tributarios van bien y la previsión económica, pese a los síntomas de ralentización internacional, sigue siendo positiva. Pero el margen de gasto va a ser limitado a partir de ahora. Ya no se va poder tirar de chequera para resolver algunos problemas y así va a ser un poco más difícil gobernar.
El techo de gasto que esta semana ha presentado el Departamento de Hacienda confirma la tendencia que apuntaba ya el marco plurianual: el ciclo presupuestario expansivo ha llegado a su fin. Las reglas de estabilidad van a exigir control del gasto y el final de los fondos europeos van a lastrar mucho la inversión en determinadas áreas, que han estado sobrefinanciadas de forma coyuntural.
Lejos de las cifras de años anteriores
El presupuesto crecerá un 2,4% respecto al del ejercicio actual. 140 millones más gracias fundamentalmente a que el Ministerio de Hacienda ha aflojado el límite de déficit. Navarra podrá descuadrar los gastos en un 0,3% del PIB, 80 millones más de los previstos que dejan un dibujo general alejado de los incrementos de años anteriores, pero que evita una foto difícil explicar ante la opinión pública, sobre todo en algunas áreas teóricamente estratégicas.
Hay sin embargo mucho gasto comprometido que va a limitar el margen de maniobra. De entrada el capítulo de personal, que ha consolidado las mejoras aprobadas en los últimos años en forma de actualizaciones salariales, grados y carreras profesionales. Los empleados de la Administración son un pilar básico de los servicios públicos, pero su peso en el presupuesto es cada vez mayor.
El Gobierno tiene también otros compromisos financieros que debe atender. De entrada la aportación al Estado, que sigue creciendo. Al igual que la financiación de los ayuntamientos, que tras la última reforma local ha ganado estabilidad, quedando libre de los vaivenes presupuestarios. Descontando ambos capítulos, el presupuesto crecerá un 1,8%, por debajo de la inflación y con muchas partidas congeladas.
Reparto por departamentos
Es el esquema del que parten los nuevos presupuestos, y que ahora hay que concretar en cada departamento. Hacienda no ha querido dar a conocer todavía cómo va a ser el reparto, entre otras cosas porque la negociación sigue abierta y ha despertado algunas tensiones en el seno de Ejecutivo foral.
Y eso es algo que hay que atar bien porque el resultado final no va a ser del agrado de todos. Pero sobre todo porque va a lastrar algunos discursos triunfalistas de este primer año de legislatura, que entre otras cosas ha servido para poner los pies en el suelo a algunos miembros del Gobierno.
Hay problemas que no son fáciles de solucionar porque son estructurales y requieren medidas a veces incómodas y de largo plazo. Una reflexión amplia que vale para Salud, Vivienda o Educación, por citar alguna de las áreas que son prioridad para el Gobierno pero que no acaban de salir del foco de la polémica. Y que señalan las debilidades del propio Ejecutivo, convertido a veces en un ente meramente administrativo.
En este marco se puede interpretar las críticas del PSN a la gestión de Geroa Bai en Salud. Que si bien en parte son un intento de eludir la responsabilidad sanitaria, que tanto los socialistas como su presidenta tratan de esquivar, lleva implícito un mensaje de fondo: toca gestionar con lo que hay. Algo a lo que señala también la portavoz del Ejecutivo cuando afirma que “cada departamento hace lo que puede” con el dinero que tiene. Una premisa cierta pero que asoma cierto tono de resignación.
En todo caso, este es un escenario previsto y no necesariamente dramático. El incremento del gasto acumulado estos últimos años deja colchón para mantener una política presupuestaria flexible si se mantiene el apoyo parlamentario. Y ahí el Gobierno volverá a encontrar a EH Bildu, necesitado también de apoyos en Pamplona.
Es el punto de partida de un curso que en medio del debate fiscal y presupuestario seguirá mirando a lo que ocurra en Madrid, de donde siguen llegando señales de inestabilidad. Y ya se sabe que aunque la burbuja política madrileña tiene sus propios códigos y ritmos, al final acaba salpicándolo todo.