LLega octubre y el monte cambia de color. El verde se vuelve ocre y la fuerza de la naturaleza gana intensidad en esa mezcla cromática que te envuelve. Dan más ganas que nunca de darte un baño de bosque. Pero no es solo ese color de otoño lo que marca este mes. Al menos en la vida de muchas personas hay otro tono que reaparece con fuerza cada 19 de octubre, el Día Internacional de lucha contra el Cáncer de Mama. Es el rosa, al que Saray nos invita a sumarnos en su campaña de este año. Cierto que la vida cuando llega el diagnóstico, y a medida que avanza la enfermedad en todas sus fases, no es precisamente de color de rosa para las mujeres que se enfrentan al proceso, pero con el tiempo, ese lazo y ese tono optimista ante la adversidad marcan una corriente imparable de fuerza y solidaridad que en muchos casos es decisiva para poder avanzar. La labor de Saray capitaneando ese apoyo creo que es, sin duda, una parte esencial, junto al acompañamiento médico, para cualquier mujer que de pronto se detecta un bulto, se somete a las pruebas, recibe el resultado y de un día para otro se abre ante ella la nueva pantalla de incertidumbre y miedo, rabia y desconcierto, que es asumir tener cáncer. Y esto no es algo exclusivo de las mujeres con este tipo de diagnóstico, lo es siempre ante una enfermedad grave como el cáncer, que se presenta de pareja con el miedo a lo que está por venir. La esperanza no es algo que crece fácil en el interior cuando parte de tu mundo se desmorona. Pero crece, aunque lenta, sobre todo si se empuja también política y socialmente con los medios necesarios. No hay dos personas iguales a la hora de abordar cómo vivir un cáncer y todas las formas son válidas. Hay quienes sienten necesidad de contar y otras prefieren callar. Pero en todos los casos saber que estás en buenas manos es esencial y creo que en Navarra, por suerte, estamos. Con cosas mejorables y peticiones que atender, como la alta demora todavía en algunas revisiones, que está costando poner al día y que de nuevo alertaba Saray. Pero el sistema funciona y las campañas de prevención con las que contamos son determinantes para poder abordar la enfermedad en una fase inicial. Por eso, como mujeres, siempre hay que recordar que nos llegará una cita a la que no podemos faltar, porque cada mamografía, aunque duela, puede ser vital.
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