Leer no siempre es placentero aunque el resultado de la lectura lo sea, al menos si entendemos por placer algo que deja un poso de serenidad y bienestar. Hay libros que te revuelven por dentro hasta descolocarte, que te obligan a parar y coger aliento para seguir una página más. Es esa literatura que lejos de ayudarte a dormir te roba horas de sueño. Leo estas noches La vegetariana, de Han Kang, la última Premio Nobel.
Desconocía su literatura, me ha pasado otras veces que es a raíz de un premio cuando descubro un nuevo autor o autora, casi siempre mujeres. Para Han Kang escribir es lanzar preguntas, no dar respuestas. Preguntas tan profundas que parece vivir en ellas. Incómodas y dolorosas. Esta novela es como ella dice “una pregunta imposible”. La protagonista es una mujer en el límite de la vida y desde ese lugar teje su historia. En este momento hay muchas autoras que han optado por este tipo de literatura. Libros de escritoras, no ya solo protagonizados por mujeres sino con las vidas de ellas como principal argumento. Novelas que cuentan lo que a veces pasa y no se ve. Relaciones entre madres e hijas o entre hermanas, los cuidados, la maternidad, abusos en el ámbito familiar, violencia machista, diferentes tipos de relaciones, diversidad, exclusión social, los problemas laborales, el amor en sus múltiples facetas, el cuerpo, el vacío, la soledad... esa otra realidad que a veces cuesta vivir y en la que cada vez más escritoras se sumergen, en ocasiones con ironía y humor, otras con realismo y dolor.
Estos días, sin ir más lejos, en las voces que dan vida al festival Letraheridas en Pamplona. Autoras del panorama actual que nos lanzan preguntas de esas cuya respuesta incomoda.