María Chivite sembró de triunfalismo el bien predispuesto tempero del Comité Regional del PSN. La presidenta de Navarra adjudicó a esta Comunidad “la mejor calidad de vida”, gracias a “un Gobierno que funciona y genera confianza”. Autoprotector de su unidad. Esquema sencillo, exento de autocrítica: satisfacción por lo que está bien e impulso para lo mejorable, aunque venga de muy atrás (TAV y Canal de Navarra) o tenga difícil arreglo (Sistema Público de Salud) o requiera de decisiones complejas y tardías (acceso a la vivienda).
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El viejo orgullo jotero: “Si se hunde el mundo que se hunda, Navarra siempre p’alante”.La Secretaria General del PSN pide “trabajar con audacia y valentía” en las ponencias congresuales, federales(noviembre) y regionales (2025). Propone avanzar hacia la España federal. ¿Quizá la audacia y valentía de una República Federal? Una de sus máximas preocupaciones es “la deslegitimación de las instituciones por parte de la derecha”. ¿Solo por parte de la derecha? ¿Solo ahora? Convendría hacer examen de conciencia histórico y reciente.
La presidencia socialista del Gobierno de Navarra (caso Urralburu, mandato 1987/91) fue pionera en corrupción institucional autonómica. Luis Roldán, luego director general de la Guardia Civil condenado por corrupción, inició por entonces (1982/86) su carrera política en la Delegación del Gobierno en Navarra. Una cuenta socialista en Suiza abortó el primer gobierno alternativo de coalición (1995) frente a la incipiente hegemonía de la derecha navarra y española (fusión UPN-PP/1991). Koldo García, mano derecha de Ábalos, proviene de la militancia del PSN y Santos Cerdán, navarro en la secretaría de Organización del PSOE, le dio los primeros encargos. Instituciones decepcionantes: Monarquía, Parlamentos, Gobiernos, partidos políticos. Muchos agentes, responsables de ese descrédito. En definición del filósofo Santiago Alba, “una democracia es un sistema estable de hipocresía”. Triste.